sábado, 3 de diciembre de 2016

Una lectora nada común

Si sus perros hubiesen estado menos consentidos habrían obedecido a su llamada y la reina Isabel II no habría tenido que ir tras ellos hasta una de las zonas que menos frecuentaba de su jardín y no habría encontrado la biblioteca móvil del ayuntamiento frente a la puerta de las cocinas de palacio.
Si hubieran dejado de ladrar no se habría sentido en la obligación de subir al autobús y pedir disculpas por el alboroto.
Si no hubiera subido, no habría conocido a Norman, uno de los pinches de cocina y amante de los libros, y no se habría sentido forzada a llevarse uno.
Si todo esto no hubiese pasado, su vida seguiría igual, pero no fue así.
¡Qué raro para alguien como ella, cuyo deber es mostrar interés, es estar interesada verdaderamente por algo!
Este libro, delicioso y ácido a partes iguales, fabula con la iniciación a la lectura de la mismísima reina de Inglaterra. Cómo la vuelve más humana, más lista y más capaz de entenderlo todo, a la vez que suscita el recelo de sus criados, asesores y del propio Primer Ministro, sintiéndolo como algo perjudicial para la corona y para el país.
Con un genial humor inglés, Alan Bennett, hace apología de la lectura como arma ante el mundo y recorre parte de la literatura de todos los tiempos desmitificando autores y jugando con estereotipos a todos los niveles.
Me ha sorprendido y me ha gustado.
SLHLT

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