miércoles, 30 de julio de 2025

El papel pintado amarillo

Tenéis ante vosotros un librito pequeño solo en apariencia. En El papel pintado amarillo, narrado en forma de diario íntimo, seguimos a una mujer que, tras dar a luz, es sometida a una “cura del reposo” por su marido médico. ¿El resultado? Aislamiento, silencio, y una habitación empapelada de amarillo que se convierte en símbolo de su encierro mental y físico.

Lo que empieza como una observación inquieta del papel pintado se transforma en una obsesión, y luego en una revelación: hay una mujer atrapada tras ese patrón, y quizá esa mujer sea ella misma.

Charlotte Perkins Gilman, que vivió en carne propia una depresión posparto y un tratamiento similar, convierte su experiencia en una denuncia feroz contra el patriarcado médico y social. Este relato es feminismo puro, sin panfletos ni discursos: solo una voz que exige ser escuchada.

La edición de Alpha Decay, con prólogo de Maggie O’Farrell, es una joya. Y también un clásico del terror psicológico, pero sobre todo es un grito de libertad.

Muy recomendable.

SLHLT

viernes, 25 de julio de 2025

La ternera

La ternera es un libro que duele.

Duele leerlo, duele pensarlo y duele escribir sobre él.

La protagonista es una niña de cinco años, sin nombre, sin voz y sin defensa.

El abuso que sufre por parte de un vecino se narra con una contención afilada, casi poética, que convierte cada página en una herida abierta.

La metáfora de la ternera atraviesa el texto como un cuchillo.

No hay concesiones, ni alivios, ni explicaciones.

Solo el silencio como forma de resistencia.

Los capítulos cortos y la ausencia de diálogos contribuyen a crear una atmósfera de soledad y desamparo. Aunque la voz que lo cuenta, narradora omnisciente, parece anticipar el futuro, dejando un resquicio a la sanación y a la esperanza.

Hay actos tan viles que nos resistimos a creer. Pero ocurren. Todos los días. 

Y este libro no nos deja mirar para otro lado.

SLHLT

 

domingo, 20 de julio de 2025

Como bestias

Hay libros que no se leen, se escuchan. Como bestias es uno de ellos.

En un pueblo perdido entre montañas, una niña aparece de la nada y desata una tormenta de rumores. Pero no está sola. Alguien ha estado cuidando de ella.

En esta historia también caben un joven con fuerza descomunal, una madre que lo protege y un coro que canta entre capítulos, un guiño a la tragedia griega en medio de una fábula rural en pleno siglo XXI.

La historia se construye con muchas voces, como si cada vecino del pueblo tuviera algo que decir o algo que ocultar. No hay un narrador, solo testimonios que se entrelazan y versos que resuenan como ecos de leyendas antiguas. Y una pregunta que lo atraviesa todo: ¿Quién decide lo que es normal? ¿Hay una forma correcta de vivir?

Violaine Bérot logra lo que pocos: contar una historia enorme en muy pocas páginas. Su prosa es directa, pero deja espacio para la emoción, para el temblor, para la belleza.

Estáis ante una fábula moderna, un alegato contra el prejuicio, y una joya que se lee en una tarde, pero que te deja temblando y que se queda contigo mucho más tiempo.

Fantástica.

No os la podéis perder.

SLHLT

 

martes, 15 de julio de 2025

Las inviernas

 << Pasaron una mañana como el susurro de un avispón, más rápidas que un instante.
       Ellas.
       Las Inviernas.
    Los hombres doblados sobre la tierra se enderezaron para observar. Las mujeres detuvieron las escobas. Los niños dejaron de jugar: dos mujeres con grandes huesos cansados, como irritados de la vida, atravesaban la plaza del pueblo.
     Dos mujeres seguidas de cuatro ovejas y una vaca de andar balanceado que tiraba de un carromato cargado de bártulos.
      Al final de un carreiro que zigzagueaba entre nabizales, seguía estando la vieja casa del abuelo –también su casa-, ahora cubierta por las ramas de una higuera.
     Murciélagos y búhos se estrellaban haciendo círculos. La hiedra había invadido la casa, y la chimenea, abultada por el follaje, adquiría las proporciones y la apariencia de una torre ruinosa. La casa tenía una huerta con un limonero y matorrales que albergaban mariposas y crujidos; al fondo corría un río con truchas finas y sabrosas.
   Más allá del río nacía la fraga con frondosos árboles. Una vegetación apretada y tupida que se entretejía desde el suelo hasta las cimas de los árboles, ceñida por huertos y minúsculos prados de labor.
      Llovía y se metieron dentro.
      Ellas y las bestias.
   Barrieron el suelo. Arrancaron las telarañas. Colocaron los bártulos que traían. Hicieron una sopa. Menguó la luz y aumentó el frío.
     Un olor doméstico y familiar las envolvió; les recordó la dulzura de ciertos días de verano, las comidas en la huerta y la infancia perdida. Pero el olor también les habló de la guerra, de la humedad y de la risa. Ratones. Rabia.
      Una se sentó junto a la otra y le dijo:
      -Estaremos bien.
      La otra contestó:
      -Sí.
      Y pasaron el rato sorbiendo la sopa, enfrascadas en aquella conversación.
      -Estaremos bien.
      No era temor. Acaso una sospecha, una rara intuición.
      -Estaremos. >>.

Años cincuenta. Dos hermanas regresan a la que fue un día su casa en la Terra Chá,. Lo hacen con un secreto a cuestas, sueños de Hollywood y una historia familiar que nadie quiere recordar.

La novela mezcla lo grotesco con lo entrañable, lo rural con lo surreal. Hay vacas que suben al monte, cerebros que se compran en vida, y una radio que anuncia la llegada de Ava Gardner como si fuera la Virgen.

Pero detrás del humor negro y los personajes excéntricos hay una verdad más que reconocible. Una verdad que resuena en las lareiras oscuras, donde se contaban historias muy parecidas a estas, con voz queda y olor a humo, en las que la realidad se mezclaba con el miedo y la superstición, y donde lo que no se decía pesaba más que las palabras.

Cristina Sánchez-Andrade no inventa Galicia, la revela. Y lo hace con una prosa que huele a tojo, a caldo, a confesiones a media voz. El realismo mágico aquí no es un truco literario, es la forma en que se vive en los pueblos: donde lo imposible convive con lo cotidiano sin que nadie se asombre.

Maravillosa.

SLHLT

jueves, 10 de julio de 2025

El verano muere joven

Verano del 63. Tres amigos de doce años, un acantilado con vistas al Adriático, y un pacto de sangre. 

¿Qué puede salir mal?

La historia arranca con una atmósfera casi idílica, pero pronto se cuela la sombra. Un encontronazo con unos abusones desata una cadena de acontecimientos que obliga a los chicos a cumplir su pacto no una, sino tres veces.

Y ahí es donde el libro se vuelve feroz.

El autor escribe con una prosa sobria y visual, sin adornos innecesarios. Lo que parece una historia de iniciación se convierte en un relato sobre la pérdida de la inocencia, la amistad y el peso de las decisiones.

En este libro no encontraréis nostalgia edulcorada, pero sí una mirada honesta a lo que significa crecer cuando el mundo no espera a que estés listo.

SLHLT

 

sábado, 5 de julio de 2025

Dura una eternidad y en un instante se acaba

<< Hoy se me ha caído el brazo izquierdo. Se me ha desprendido limpiamente a la altura del hombro. Janice2 lo recogió y lo trajo al hotel. Creía que iba a afectarme al equilibrio más de lo que me ha afectado. Es como cortarse el pelo. El movimiento del aire alrededor de las partes que quedan en mí es distinto. Hay también una sensación intermitente de novedad y de merma: yo libre, yo no muerta, no me mires.

¿No es raro que no conociera a ninguna Janice viva y ahora conozco a tres? >>

Esta es una novela de zombis, sí, pero no como te la imaginas. Aquí no hay persecuciones ni vísceras gratuitas: hay duelo, memoria, amor y una protagonista que, aunque técnicamente está muerta, se aferra a lo que fue y a lo que sintió con una ternura que desarma.

La historia arranca en un hotel lleno de no muertos que lo han olvidado casi todo. Pero ella —sin nombre, con un cuerpo incompleto, pero una voluntad intacta— decide emprender un viaje hacia el oeste, en busca del lugar donde alguna vez amó.

Lo que sigue es una travesía poética, filosófica y curiosamente divertida, escrita en una mezcla de primera y segunda persona que te hace reflexionar y te envuelve.

Anne de Marcken, una completa desconocida para mía hasta hace unos días, convierte el cliché del apocalipsis en una meditación sobre lo que nos hace humanos, y el género zombi en una excusa para hablar de lo que queda cuando ya no queda nada.

No es una lectura fácil ni convencional, pero si te gustan las novelas que desafían las etiquetas y te dejan pensando mucho después de cerrar el libro, esta es para ti.

SLHLT