Julia, Sylvie, Cecelia y Emmeline, al igual que Jo, Amy, Beth y Meg, son más que personajes: son espejos. Cada una con su forma de amar, de soñar, de sostener (o romper) los hilos invisibles que las unen. Y en el centro de esta constelación femenina aparece William Waters, un joven marcado por la ausencia, que encuentra en las Padavano la familia que nunca tuvo…
Sin sentimentalismo, pero con una ternura feroz, la historia avanza a través de los años, saltando entre momentos clave, contados con tres voces distintas, y haciéndonos partícipes de que la vida no se cuenta en días, años ni décadas, sino en decisiones. Decisiones que determinarán el destino de todas ellas.
Esta es una historia de amor. Mejor dicho, de amores. De amor fraterno, de amor romántico, de amor al arte, al deporte, a los demás y a la vida. De amor propio. El amor se muestra en su forma más cruda y generosa: como una elección. Elegir amar, no a pesar de quién es el otro, sino precisamente por eso. O elegir alejarse de los que amas. Para curarse. Para salvarse. Para crecer. Y eso, casi siempre, es un acto de valentía.
Bonita y emocionante.
Muy recomendable.
SLHLT
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