miércoles, 31 de enero de 2018

Pétronille

Durante una firma de libros en una pequeña librería de París, Amélie Nothomb conoce a Pétronille. Una mujer joven y extraña con aspecto de chico adolescente y que estudia en la universidad a Shakespeare y a Marlowe. La Nothomb aún se sorprende más al darse cuenta de que ya conocía a aquella chiquilla, pues era una de las lectoras con las que mantenía correspondencia, y a la que atribuía mucha más edad de la que realmente tiene.
Este es el principio de una extraña amistad basada en la admiración, la sumisión, la imitación, la falta total de empatía y el champán. No hay dos caracteres más opuestos y a la vez más cercanos. No son simplemente compañeras de borrachera, pero tampoco son verdaderas amigas. Aunque, siendo sinceros, ¿quién puede definir los requisitos necesarios para la verdadera amistad?
Un Londres hostil, un París luminoso, una entrevista surrealista, como poco, a Vivienne Westwood, una lucha contra los ácaros, con sacudida de colchones incluida, en plena estación de esquí, una vuelta a casa en ambulancia, un visión mordaz del mundo editorial, una escapada a recorrer el Sahara a pie, un manuscrito imposible de colocar; un final inesperado y champán, ¡mucho champán!
Extraña, divertida, ácida, a veces salvaje, muy particular y siempre interesante. Esta es la Amélie Nothomb que conozco y que me encanta.
Pétronille, sin ser lo mejor de la Nothomb, no defrauda en absoluto. Devoré sus páginas en una tarde con una sonrisa en los labios, una sorpresa en los ojos y una gran satisfacción en la amígdala, hija del conocimiento de que esta lectura había de ser rumiada durante mucho más tiempo del que tardó en ser leída.
La Nothomb siempre es un acierto.
Y aunque no me gusta el champán, brindaría a su salud con una copa de burbujas bien fría.


SLHLT

miércoles, 24 de enero de 2018

La Novia del Lobo

Hiiumma. 1650. El verano se acerca y en la pequeña isla estona un grupo de mujeres y niños juntan a las ovejas para bañarlas en el mar.


Escondido tras una roca Priidik, el joven guardabosques, observa el ritual, y no puede evitar fijarse en Aalo, una joven campesina de roja y larga melena que trata con especial cuidado a las ovejas.
Unos meses después serán marido y mujer. Y antes de un año Aalo dará a luz a su primera hija. ¡La vida les sonríe!
Pero tras una cacería de lobos, Aalo empieza a encontrarse extraña y nerviosa. Siente como si algo la llamara desde los bosques. Se resiste a enfrentarse a lo desconocido, pero en la noche de San Juan se siente vulnerable y con sus defensas desarmadas se dirige hacia lo que será su destino: ser una mujer loba.
Tras fundirse en un solo ser con el espíritu del bosque, Aalo, la Novia del Lobo, descubrirá la libertad. Y a partir de ese momento no volverá a ser la misma. Nunca más.
Llevará una vida ejemplar por el día junto a su marido y su hija, pero las noches serán suyas y correrá por los bosques junto a otros de su especie, su vista se agudizará, su olfato le hará redescubrir el mundo que la rodea, aprenderá a cazar y a devorar a sus presas para sobrevivir.
Pero ya os imagináis que ese equilibrio día-noche, mujer-loba, no va a acabar bien.
Quis novit Daemonis astu?
Este cuento se publicó por primera vez en 1928 y me parece una pequeña joya.
No solo está muy bien escrito, sino que me parece muy original y valiente utilizar la licantropía como metáfora de la liberación de la mujer. Porque ¿qué hay más peligroso que una mujer libre que busca su camino y toma sus propias decisiones?
En el siglo XVII seríamos brujas y nos quemarían en la hoguera.
Muy recomendable.
SLHLT
P.D. Las ilustraciones de Sara Morante son maravillosas.


miércoles, 17 de enero de 2018

Te me moriste

Un hombre vuelve a la casa familiar después de haber perdido a su padre. Viaja en la misma furgoneta que tanto esfuerzo le costó comprar, por los mismos caminos que un día recorrió con él en el asiento de atrás preguntándole cuánto faltaba para llegar. El retrovisor le devuelve un asiento vacío. Son los mismos lugares, pero no lo parecen porque él ya no está.
Vuelve allí para recordar, aunque todos los días recuerda, en un viaje cuya misión es luchar contra la muerte, que es el olvido.
Nunca te olvidaré.
Un olor le hace evocar sus palabras, su barba que rasca al darle un beso. Unas letras guardadas como un tesoro en un cajón y escritas por el niño que él fue, le hablan del hombre que era su padre y lo mucho que lo quiso. Sus enseñanzas. Sus manos toscas que lo trajeron del hospital. Su confianza en él al enseñarle a conducir. Su amor.
Pero también recuerda la enfermedad, el dolor, la morfina y su fragilidad. Sentirlo vulnerable fue un hachazo en el corazón y verlo apagarse una agonía.
Y el día final, en que solo pudo llevarlo.
En escasas cincuenta hojas Peixoto cuenta, con una narración delicada que es pura poesía, la tristeza de haber perdido a un padre, el peso de la ausencia sobre los hombros, el tener que aprender a vivir sin alguien a quien quieres, y el afán por recordar, por no olvidar, y por ser consciente que la vida es el viaje y la muerte solo un destino.

Emotiva y preciosa.
SLHLT

miércoles, 10 de enero de 2018

El rábano transparente

Está en los huesos. Y como va medio desnudo se le ven las costillas. Lleva un calzón sucio y unas deportivas mucho más grandes que sus pies. Las ata muy apretadas para que no se le escapen.
Tiene la barriga hinchada.
Le llaman Tizón por su piel. Una piel oscura por la roña y por estar siempre en la calle.
No habla. Nunca. Aunque sabe hablar, o eso dicen.
China. Años 50. Grandes movimientos migratorios de gente para construir y arreglar caminos, canales, puentes y presas, en el marco de una nueva política agrícola. A Tizón le dan un empleo y se encamina, junto al mampostero, a uno de los pueblos vecinos con el martillo de uña de su madrastra. Tendrá que picar piedra junto a las mujeres.
Casi no puede con el martillo y se hace daño en la mano. La joven Crisantemo quiere ayudarlo y trata de cuidarlo, aunque a Tizón no parece importarle.
Su trabajo con el mampostero no da los frutos esperados y lo mandan al ojo del puente con los herreros. El sudor le baña la piel. Casi no puede con el fuelle. Le arden las manos. Pero Crisantemo y el mampostero están pendientes de él.
Un día el joven herrero le manda a robar batatas y rábanos a un campo cercano para luego asarlos en la forja. Algo cambiará en Tizón. Aunque seguirá sin soltar palabra.
Cuando vi este libro en el estante de la librería, no dudé y me lo lleve a casa, dejando atrás muchas novedades editoriales y autores conocidos. Quería probar algo diferente y salir de mi zona de confort. La edición era preciosa, el autor era chino y había  recibido el Premio Nobel de Literatura, y la sinopsis de la contraportada era sugerente y apetecible. ¿Qué podía salir mal?
Todo. Con este libro me he estrellado. ¿Por qué? Muy posiblemente por las diferencias culturales y mi desconocimiento de la literatura china, por la traducción, por el estilo extraño entre naturalista y alegórico, o por una mezcla de todos estos motivos. Pero me resultó muy aburrido, repetitivo y con un mensaje difícil de entender. Siendo sincera, lo he terminado por puro pundonor y porque era corto, si llega a tener 50 páginas más, encabezaría la lista de los libros abandonados de 2018.
SLHLT

miércoles, 3 de enero de 2018

Sembrando hogueras

Quiero que este año empiece con poesía.
Hace unos meses una amiga subió una imagen de unos versos a una red social. Esas dos docenas de líneas me revolvieron por dentro. Me hicieron latir los huesos. Me pusieron el alma en otra piel y sentí el miedo primitivo del desesperado.
No dije nada. A veces no digo nada. Y eso que soy de mucho hablar.
Pero también callo.
Busqué esos versos en Internet. No fue difícil encontrar al autor: David González. Una pequeña biografía. Y unos cuantos poemas sueltos. Y de repente: el milagro. Aparece como caído del cielo El demonio te coma las orejas en una página web. Y lo leo. Y tiemblo. Es la voz de una generación perdida con venas de acero. La voz del superviviente. La voz de la ira. La de quien por fin ha tomado las riendas de su vida, pero que sabe que la otra vida, la del talego, también es su vida.
Quise saber más. Leer más. Y conseguí encontrar y comprar Sembrando hogueras. Y en él se encontraban los versos que me llevaron a sumergirme en el mundo crudo y salvaje de este poeta asturiano. Y descubrí que era más que un poema, pues tenía otra mitad. Aunque a mí me seguía emocionando más mi mitad. Y también descubrí el porqué del título del libro. Y a Berta. Y a Margarita, la primera en sembrar una hoguera. Y lágrimas, pañuelos de papel, perros envenenados, hogueras y jaulas. Que los pájaros prefieren los árboles a las farolas, y que hay hijos pródigos que nunca regresan a casa.
Aquí os dejo tinta, el poema del que os he hablado, ya un poco mío, para que también sea vuestro.
tinta
mi otro abuelo
estuvo preso en Oviedo.
en la cárcel provincial.
después de la guerra.
todas las mañanas
ponían una lista
en la puerta de entrada de la cárcel.
en esa lista estaban escritos
los nombres y los apellidos
de todas las personas
a las que el día anterior
habían puesto contra el paredón
o dado muerte
mediante garrote vil.
imagínate a tu abuela,
me decía mi padre,
sin saber leer ni escribir,
conmigo en brazos,
preguntando a gritos
a las otras mujeres
si tu abuelo
se había convertido

en tinta.

SLHLT