jueves, 28 de enero de 2021

Calibán

Cuando me puse a hacer balance de las lecturas del 2020, me di cuenta de que no había leído nada de poesía en todo el año y que era algo a lo que tenía que ponerle remedio. Por ello, y saltándome a la torera las reseñas de otros libros que leí con anterioridad, no quiero dejar pasar el mes de enero sin compartir con vosotros Calibán, el fantástico poemario de Natalia Menéndez: compañera de trabajo y poeta.

Soy una persona que sé un poco de casi nada y nada de casi todo. Y con la poesía y el vino me pasa lo mismo: no soy ninguna entendida y me faltan muchísimos conocimientos, pero sé distinguir cuándo algo me gusta y Calibán me ha encantado.

La de Natalia Menéndez es una poesía madurada en barrica, la de una mujer que se reconoce en la piel que habita y que se enorgullece de sus cicatrices; la de quien se identifica con el grito y la lucha de sus iguales; la de alguien que reconoce el trabajo y el esfuerzo de todas las que la precedieron sin habitaciones propias, y la de quien reivindica, con un nudo en las entrañas, la voz salvaje de Calibán, para gritar bien alto todo lo que no debe ser callado.

Aquí os dejo uno de mis poemas preferidos.

TRIBU

La tribu que me acoge

no acepta ya la servidumbre de ser costilla,

hueso derivado,

fragmento, fracción de un todo,

y reivindica su osamenta íntegra.

Exige su esqueleto propio, erguido,

completo y guerrero.

La piel valerosa, acaso delicada,

pero curtida en el silencio de mil batallas,

lleva siglos viviendo en una urna frágil.

En una celda despiadada.

En un nido de silencio.

En el vientre de la ballena.

En diversos escenarios, pero siempre

con destrozos y desgarros.

La revolución está en marcha

y penetra por un resquicio, voraz,

por una grieta de la esperanza.

La casta se aferra al humo

y se enfrenta a una perturbadora certeza:

algo ha estallado.

Haremos ruido y pasará a la Historia.

Porque la tribu no acepta ya la servidumbre del silencio.

  

Los pelos como escarpias.

Os va a encantar.

SLHLT

miércoles, 20 de enero de 2021

Un amor

Un amor es un libro incómodo.

Así es como me ha hecho sentir durante toda su lectura.

Incómoda como cuando tratas de justificar un acto censurable de alguien a quien quieres. Incómoda como cuando haces algo que no quieres hacer, aunque nadie te lo pida. Incómoda como cuando alguien cree que piensas como él y te callas dejando que lo crea. Incómoda como cuando haces algo que no deberías y que lamentarás más tarde. Incómoda como cuando tratas de agradar a alguien que te ignora. Incómoda como cuando te empeñas en querer a quien no te ama. Incómoda como cuando no ayudas a quien lo necesita. Incómoda como cuando te engañas a ti misma. Incómoda como cuando pierdes el control. Incómoda como cuando eres cobarde.

Nat deja su trabajo y su antigua vida. Rompe con todo y se muda a una casa destartalada en La Estaca, un pueblo perdido en medio de la nada y a la sombra de El Glauco. Allí encontrará un casero hostil, desagradable y autoritario, un perro que no se deja adiestrar y una serie de personas que en apariencia la acogen, pero entre los que la desconfianza pronto aflorará a la superficie.

Esta es una historia en la que parece que no pasa nada, pero nada permanece como estaba.

Lo que debería haber sido un nuevo comienzo en un lugar donde sentarse a trabajar sin horarios y donde poder cuidar un jardín y contemplar el ocaso del sol sobre el horizonte, se convierte en un punto y seguido, donde la claustrofobia y la incomunicación reptan despacio hacia un interior apuntalado y en ruinas. Tan frío, que confunde el calor con el amor.


Sara Mesa tiene un universo literario propio y sabe plasmar la soledad y las atmósferas claustrofóbicas como nadie. En este libro y con maestría, la autora crea una especie de purgatorio, en medio de la España vaciada, donde la protagonista ha de expiar sus pecados, tocar fondo y, quizás, aprender de ello.

Para muchos ha sido el libro del año 2020. Yo no diría tanto, pero me ha gustado mucho. Entre las muchas reseñas que he leído de esta novela, me quedo con la de mi antigua alumna, Marta Alonso, lectora voraz y gran persona. Este es el libro con el que estrenó su canal de Youtube: La BiblioKeka. A mí me encanta escuchar sus opiniones y desde aquí os animo a que os asoméis a conocerla: os va a encantar.

Y luego dicen que las ingenieras no leemos…

SLHLT

jueves, 14 de enero de 2021

Ellas hablan

Los hombres se han ido a la ciudad con el dinero de la fianza. Esto les dará el tiempo que necesitan para dialogar y tomar la mejor de las decisiones antes de que vuelvan: perdonarlos y seguir como si nada; quedarse y luchar para que las cosas cambien, arriesgándose a poner a sus hijas en peligro, a ser excomulgadas y expulsadas de la colonia; o irse de allí para siempre.

Solo hay un hombre en el granero. Es August Epp, el maestro de Molotschna. Y tiene una misión. Puede que esas mujeres sean analfabetas, pero no son tontas y saben lo importante que es registrar todo cuanto allí se hable y decida. Ellas no lo podrán leer, pero quizás sus hijas algún día sí lo hagan.

August es el narrador de esta historia y el que nos prestará sus ojos y oídos para ver y escuchar lo que allí acontezca en esos dos decisivos días de junio.


Una revolución está en marcha.

 

Durante años, muchas mujeres de la colonia Molotschna se despertaban doloridas y aturdidas sin entender qué les había pasado. Cuando osaban ponerlo en palabras, la respuesta de la comunidad apuntaba a una imaginación desbocada, una pesadilla, un mal sueño quizás. O, en el peor de los casos, que un ser, a veces divino, otras diabólico, las estaba castigando por sus pecados.

Una noche, una de ellas se mantuvo despierta para tratar de averiguar lo que pasaba y vio cómo uno de los hombres de la comunidad entraba a hurtadillas por la ventana con un trapo empapado en anestésico para caballos… No era el único. De su boca salieron ocho nombres más: sus vecinos, primos, tíos, hermanos…


Este es relato de la fuerza que tienen ocho mujeres sin voz, cuando toman la palabra y comparten sus miedos y deseos. Es un grito de esperanza de las que, sin saberlo, encuentran en sí mismas y de la mano de otras como ellas, la fuerza que necesitan para ser las únicas dueñas de su destino.

Con una estructura narrativa dinámica y original, esta historia, llena de empoderamiento y sororidad, te estremecerá, aún más, cuando la autora te explique en el prólogo, el hecho real que le sirvió como punto de partida para escribirla.

Maravillosa y cruda.

El corazón encogido y la piel, de gallina.

SLHLT

jueves, 7 de enero de 2021

Madrugada

Trinidad Ríos perdió a su madre cuando era muy niña, en una aldea en medio de la selva cuya existencia solo se sostenía por la minería y explotación ilegales de los recursos del subsuelo. Una mañana su madre no volvió a casa. El miedo hizo que Trinidad se acercase al prostibar donde trabajaba y allí la encontró en el suelo. Muerta.

Trinidad, casi como una heroína, huye para no heredar el destino de su madre. Por el camino encontrará gentes de todo tipo y condición, y tendrá que tomar decisiones que condicionarán su vida y determinarán la persona en la que se va a convertir.

Pero su infancia en la selva ha dejado más cicatrices de las que ella esperaba. El cuerpo humano no es capaz de eliminar los metales pesados y el mercurio que contaminaba las aguas ha ido envenenando sus riñones hasta destrozarlos. Necesita un trasplante. La compatibilidad y las posibilidades de éxito son mucho mayores cuando el donante comparte tu ADN. Y ella sabe que tiene un padre. Un día su madre le dijo su nombre. Pero él desconoce su existencia. La búsqueda comienza.


La sinopsis de la contraportada no hace justicia a lo que encontraréis entre sus páginas: la violencia, los vínculos familiares, la frustración, la represión, las relaciones de poder entre fuertes y débiles, la corrupción social y política, el amor mal entendido, el deseo mal gestionado, las consecuencias que nuestros actos tienen sobre los que nos rodean, la lucha por la supervivencia, la soledad, la música disco de los Bee Gees y un maravillosos baile final de doña Blanca, que para sí lo quisiera la mismísima Uma Thurman, son algunos de los hilos que trenzan esta novela.

Me han fascinado la historia, el estilo, los personajes, el lenguaje lleno de peruanismos y la capacidad del autor de transmitir emoción y de encontrar belleza en los lugares más oscuros.

Si no lo habéis leído, no sé a qué estáis esperando. 

A mí me encantó.

SLHLT

viernes, 1 de enero de 2021

Adiós, 2020

Hace un año estaba escribiendo una entrada similar a esta y nunca, ni en el más esperpéntico de mis augurios, habría imaginado que el año que estrenábamos iba a ser tan complicado.

El confinamiento y las pandemias mundiales solo tenían cabida, para mí, en los libros de historia, la literatura distópica, las novelas apocalípticas y las series de zombis. Los estados de alarma y los toques de queda traían a mi mente lecturas durísimas de nuestro pasado reciente y de las dictaduras militares argentina y chilena.

Por suerte, la realidad, aunque terrible, también trajo los aplausos a las ocho, la repostería casera, los vermuts virtuales, los maratones de series, la comunicación en la distancia con los que estaban lejos, y el aprender a convivir con los que estaban cerca, la responsabilidad colectiva y la profesionalidad de los que parecían invisibles, para que los demás siguiéramos viviendo casi como antes.

Unos no conseguíamos concentrarnos, abandonábamos un libro tras otro y tardamos semanas en volver a disfrutarlos y a permitir que actuaran de linimento para las contracturas del alma; pero otros, que hacía años que no leían, volvieron a encontrar alivio, entretenimiento, pasión, aventura y calor entre las páginas. Y hasta las visitas a este blog se dispararon en el mes de abril.

Me quedo con esto: con los libros y con el germen de lo que podríamos llegar a ser si quisiéramos...

Y con el pan casero, claro.


A este balance lector de 2020 le faltan unas cuantas reseñas que espero ir compartiendo con vosotros a lo largo del mes de enero, pero en algún momento hay que poner el punto y seguido. Por lo tanto, hasta el día de hoy, han sido 49 los libros que he querido compartir con vosotros, 32 de los cuales escritos por mujeres (#leoautoras). Narrativa, novela gráfica y ensayo. Este año no ha habido poesía y es algo que trataré de remediar en 2021.

Si algo he de agradecer a 2020 es que ha sido el año en el que descubrí autoras de enorme talento: Pilar Quintana, Maria José Ferrada, Olga Tokarczuk, Claire Fuller, Inès Cagnati, Elif Shafak, Dolores Reyes, Marina Perezagua y la maravillosa Irene Solá. Y suyas son las mejores lecturas del año:



De la lista de abandonos he indultado a muchos libros este año. Todos los que merecían más atención y tiempo por mi parte y aquellos con los me encontré en el lugar y el momento inadecuados, han sido puestos en libertad sin fianza a la espera de una nueva oportunidad.

Pero hay tres que por diversos motivos (aburrimiento, una malísima traducción que estropea la lectura o mucho bombo publicitario y luego ni chicha ni limoná) han sido abandonados para siempre, juzgados y condenados. Por sus portadas los reconoceréis:


Cuidaos mucho y leed siempre.

¡Feliz 2021!

SLHLT