miércoles, 5 de agosto de 2020

Génie la loca

La llaman Génie la loca porque no les habla. Pero no está loca. Está más cuerda que muchos de los se atreven a llamarla loca. Sus ojos no lo dicen, pero es aún muy joven. La “oveja negra” de una familia rica que la repudia. Su crimen: tener una hija sin estar casada.

Una madre joven a la que el destino le ha repartido las peores cartas. Vive con Marie en una cabaña, con cuatro muebles viejos, al lado de una colina plagada de zorros y rodeada árboles que parecen hablar entre ellos cuando el viento los mueve.

Marie la espera todas las noches. Con miedo a que un día no vuelva. Pero siempre vuelve. Llega cansada. Calienta la cena y se lava antes de dormir, sacándose con una cerilla la porquería incrustada entre los pliegues de los pies.

Cuando era pequeña, Génie llevaba a Marie con ella a las granjas donde trabajaba de sol a sol, por la comida, por un atado de leña, por algún resto de la matanza o por lo que tuvieran a bien darle cada día. La dejaba sobre un saco o sentada en un silla, donde la pudiera ver. Y al anochecer volvían a su cabaña caminando en la oscuridad.

La Marie niña se ponía nerviosa cuando dejaba de ver a su madre y corría tras ella – “No te agarres a mis faldas”. Cuando creció comenzó a trabajar con ella, pero en cuanto empezó la escuela Génie ya no quiso que volviera – “Vete a estudiar la lección”.

Marie a veces va a la casa grande. Génie no quiere que vaya. La abuela la desprecia. El abuelo le da manzanas, nueces o lo que tenga guardado en su bolsillo mientras lee libros de antiguos reyes locos. Un día le cuenta que su madre solía reír y cantar. Pero eso era antes.


Génie la loca es uno de los libros más hermosos que he leído este año: la historia de amor entre una madre y una hija. Un vínculo inquebrantable y sin palabras. A pesar de todo y con todo en contra.

Maravilloso.

SLHLT

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