domingo, 20 de agosto de 2023

No huyas

Amala se despierta. Está desorientada y no sabe dónde se encuentra. Le duele el hombro. Al llevar la mano al lugar que le quema, sus dedos tocan un objeto extraño. El dolor es intenso. Insoportable. Su secuestrador le ha insertado una pieza con un enganche en la espalda. Está unido a una cadena que le permite moverse por el interior de una especie de nave abandonada, y llegar caminando hasta el retrete. Mientras busca la manera de huir, recibe un extraño mensaje “No huyas”. ¿Quién se lo ha enviado? ¿Hay alguien más allí encerrado? ¿Y de dónde salen las abejas?

 

Francesca, la tía de Amala, intentará encontrarla con todos los medios a su alcance, y más aún cuando se da cuenta de que existe una conexión con una serie de asesinatos de adolescentes treinta años atrás. Ella se encargó de defender al que fue condenado. Siempre creyó en su inocencia. Ahora está segura. La aparición de Gerry, un extraño personaje que se hace pasar por turista israelí, la ayudará a encontrar las respuestas que busca.

 

Este sí es un thriller al uso. Lectura adictiva de las que te quitan horas de sueño y te llevas a todas partes porque eres incapaz de soltarla. Narrada en dos líneas temporales, con personajes femeninos potentes y bien construidos, es perfecta para los amantes del género y para los bloqueos lectores.

 

Absténganse los estómagos sensibles.

SLHLT

jueves, 10 de agosto de 2023

La malnacida

<< Es difícil quitarse de encima el cuerpo de un muerto.

Lo descubrí a los doce años, con la nariz y la boca ensangrentadas y las bragas enredadas en un tobillo.

Los guijarros del margen del Lambro se me clavaban en la nuca y en el trasero desnudo, duros como uñas, la espalda hundida en el barro. El cuerpo de él, anguloso y todavía caliente, me pesaba. Tenia los ojos brillantes y vacíos, la barbilla manchada de saliva blanca y la boca abierta, que despedía mal olor. Antes de desplomarse me había mirado, con la cara contraída por el miedo, una mano metida en los calzoncillos y las pupilas dilatadas y negras que parecían disolverse hasta derramarse sobre sus mejillas.

Se había caído hacia delante, aún sentía en los muslos la presión de sus rodillas, con las que me había abierto las piernas. Ya no se movía.

- Solo quería que parara -dijo Maddalena. Se tocaba la cabeza en el punto donde la sangre y el barro se habían espesado formando un grumo de pelo enmarañado-. No he tenido más remedio que hacerlo. >>

 

Monza, 1936. Maddalena acaba de matar de una pedrada al hombre que trataba de violar a Francesca. Un hombre joven de esos “de buena familia”.

 

A Maddalena la llaman “la Malnacida”, cosa que lleva con orgullo, y en el pueblo dicen que es una bruja y que trae mala suerte. Pero lo que realmente es, es una niña pobre y libre, sin modales, que grita, insulta y escupe a quien trata de meterse con ella y de cortarle las alas, que corre descalza a la orilla del río y que lidera a su pequeña pandilla de amigos, casi tan desarrapados como ella.

 

Francesca ha sido educada para ser obediente, callada y para ser una buena madre y esposa algún día. Lleva la ropa impoluta, come con la boca cerrada y se sabe todas las oraciones de la iglesia.

 

A simple vista no hay dos niñas más distintas. Pero a poco que rasquemos en la superficie, las diferencias se acortan y el momento y la vida que les ha tocado vivir hacen que se establezca entre ellas un vínculo casi irrompible: una simbiosis perfecta.

 

Cuando te encuentras con primeras novelas de esta calidad narrativa, que son capaces de emocionarte de una manera tal, te das cuenta de lo importante que es abrir la mente y dar oportunidades a las voces nuevas, comprar sus libros y apostar por ellas.

 

¡Qué de buenas historias nos quedan por leer de la mano de la Beatrice Salvioni!

SLHLT