Hace dos años tuve la suerte
de poder ir con mis alumnos a escuchar a Rainer
Weiss explicar qué eran las ondas gravitacionales. Y en un momento dado,
agradeció el trabajo a todos los demás científicos, en cuyos conocimientos se
apoyó para poder llevar a cabo su descubrimiento, diciendo: <<Si he visto más lejos es porque estoy sentado
sobre los hombros de gigantes>>.
Nosotros también hemos crecido sobre los hombros de gigantes.
Mejor dicho: de gigantas. Esas mujeres que salieron de sus aldeas perdidas y
emigraron a la ciudad a trabajar sin descanso para dar a sus familias un hogar,
a sus padres un refugio, a la comunidad un consejo y a sus hijos un futuro.
Esas mujeres que parecían tener el secreto de la energía inagotable y de la
multiplicación de los panes y los peces. Esas madres que lucharon todos los
días de su vida para que sus hijos tuvieran un futuro y una vida mejor que la
suya.
Amas, madres, mamás, mares, maminas, mamitas, mamaíñas…
Uno nunca está preparado para que su madre se muera. Ni a los
cinco años, ni a los cuarenta.
¿Cómo asumirlo? ¿Cómo digerir que habrá un día en que ya no
esté? Que su voz irá perdiendo intensidad en tu recuerdo, que su imagen se volverá
borrosa y que su olor y su calor se disiparán en el aire para siempre.
José Ignacio Carnero
intentó asumirlo grabando sus últimas conversaciones y sus recuerdos. Pero no
fue suficiente. Luego comenzó a escribir. Primero para ella. Para que pudiera
verlo publicado antes de morir. Después, para sí mismo. Para asumirlo. Para
entenderla. Para entenderlo. Para entenderse. Para curarse. Para nunca olvidarse.
Para darle las gracias. Para compartirla. Y para seguir amándola. A ella. A la
que lo sacrificó todo por él. A su ama.
Esta es una historia de amor. Una historia de emoción, agradecimiento
y nostalgia de un mundo que ya no existe, de un tiempo que no ha de volver y de
una gente hecha de otra pasta. Gente con vidas corrientes y callos en las manos.
Barrios trabajadores, cielos grises, noches iluminadas por las chimeneas de los
altos hornos… Y todo por hacer.
Esta es una historia imprescindible.
¡Se os va a derretir el corazón!
SLHLT