martes, 25 de junio de 2019

Para Helga

Un hombre viejo escribe una carta.
Una carta que nadie leerá.
Porque la escribe tarde.
Y en esa carta recuerda su vida. O lo que ha elegido recordar.
Su olor. Sus pechos. El deseo consumado entre olor a heno, estiércol y orina. El sufrimiento de su mujer, incapaz de tener hijos, tras una operación que la vació por dentro. El no poder elegir entre el deber y el amor…
Pudo haber elegido ser feliz. Pero no lo hizo. Y, aunque lo ha lamentado el resto de su vida, sabe que una y mil veces tomaría la misma decisión. Porque la vida es elegir. Y eligiendo se pierde. Siempre.
Quizás sea la carta de un hombre cobarde.
Quizás sea la carta de un hombre consecuente.
Quizás no sea más que la carta de un hombre cualquiera.
<<He aprendido a leer en el resoplido de los ollares de los bueyes. He apreciado el abrazo y el estímulo de la voluntad de la naturaleza a través de mi ganado. He visto al elfo de la capa azul y he oído llamar a mi puerta a las ánimas. He percibido las fuerzas misteriosas de la existencia en los cerros y en los lugares encantados, y he ahuyentado a los guardianes de la tierra cuando el caballo rehusaba el trote. He visto la luz de antaño. Nadie entiende que pueda verse la luz de antaño, pero me da igual que nadie entienda lo que quiero decir. He aprendido a leer en las nubes y los pájaros y en el comportamiento del perro. He vivido el prodigio de la colonización de Islandia y he percibido la magnificencia de los primeros pobladores de estas tierras. He advertido la angustia de las hojas en un eclipse de luna, he mirado las laderas y he sentido mi alma elevarse mientras conducía el tractor. He oído el trueno y el rugido de mis vísceras contestarse el uno al otro, un hombre diminuto bajo un cielo inmenso; he oído al arroyo susurrar que es eterno. He convertido esta tierra en mi amante. He pescado con las manos un salmón lleno de fuerza. He dejado que el zorro me enseñara lo que es ser astuto. He reconocido la simpatía en la mirada de las focas y las he dejado marchar. He experimentado la ferocidad de la orca y la ternura del amor materno, y me he refugiado del mundo allí donde duermen los cisnes. Me he bañado en aguas radiantes de sol y no en las aguas turbias que escupen las tuberías de la ciudad, y he sabido apreciar la diferencia. Perdido en una atroz tempestad de nieve, he intentado dirigir a mi caballo por entre los peñascos hasta darme por vencido y dejar que su instinto me llevara de vuelta a casa. He disparado a un zorro mientras defecaba. He visto derrumbarse un iceberg descomunal. He lanzado un lumpo a la cabeza del presidente de la comunidad. He olvidado cadáveres. He ido en busca del cuerpo de una mujer ahumada. He sobrevivido a los duros inviernos de los años sesenta viviendo de promesas, llenando con la imaginación el vacío de la existencia y comprendiendo que el hombre puede tener grandes sueños sobre una pequeña almohada. He seguido adelante, ebrio de deseo y de la esperanza que hace correr la savia incluso por las ramas marchitas de la creación. He amado y, por un tiempo, he sido una criatura feliz.>>
Este libro es todo un descubrimiento: una verdadera maravilla.
No lo dejéis escapar.
P.D. La historia de la “mujer ahumada” es de lo más hermoso que he leído en mucho tiempo.
SLHLT


miércoles, 19 de junio de 2019

La biblioteca de almas

La historia de nuestros niños peculiares llega a su fin.
Después de haber sido engañados por los wights, que han secuestrado a las ymbrynes que aún no tenían en su poder y a todos sus amigos peculiares supervivientes, a Jacob, Emma y Addison solo les queda una opción: buscar el bucle donde se encuentre su guarida e intentar salvarlos a todos, antes de que sea demasiado tarde, y aunque se dejen la vida en ello.
En su búsqueda se encontrarán con la parte más oscura, miserable y depravada del mundo peculiar: el Acre del diablo. Un lugar donde detrás de cada esquina puede haber un enemigo y que es lo más parecido a la antesala del infierno. Y también descubrirán que los cuentos para niños esconden más realidad que leyenda en el mundo peculiar…
Pero incluso en las simas más oscuras puede colarse un rayo de luz, y en esta huida sin retorno también encontrarán amigos, o algo que se le parece mucho, que les harán crecer y creer más en sí mismos. Jacob establecerá una extraña relación con un espíritu hueco que los persigue sin tregua y que, sin saberlo, cual criatura Gollum, tendrá mucha más importancia de lo que nadie espera.
No voy a contaros nada más porque llegados a este punto, y después de las dos entregas anteriores, os merecéis ser vosotros los que descubráis el final de la historia.
Solo os diré que a mí me ha encantado. Y que estoy segura de que, sea cual sea vuestra edad, también vosotros la disfrutaréis.

Aprovecho para agradecer a Julia, mi alumna de 2º de ESO, que me haya prestado su libro, antes incluso de haberlo leído.
SLHLT

miércoles, 12 de junio de 2019

Vozdevieja

Marina tiene 9 años y nos enseña su mundo. Mejor dicho, el mundo a través de sus ojos.

Una madre joven y enferma que canta como los ángeles y no le deja decir tacos. Un padre ausente al que no sabe si echa de menos. Gafas grandotas. Libros leídos a escondidas. Dos amigos en este cole. Pero habrá que decirles adios porque se vuelven a mudar de casa y toca empezar de nuevo. Revistas para mayores. Una abuela maravillosa con la que se entiende mejor que nadie, enamorada hasta las trancas de Felipe González y del recuerdo de sus maridos. Una abuela que hace que la vida parezca fácil, que le hace ropa a ella y a sus muñecas, que le deja dormir hasta tarde y le trae churros para desayunar.

Y el verano caluroso y pegajoso de Sevilla, donde todo se para a mediodía y resurge de sus brasas al anochecer. Un verano con su abuela, pues a su madre la tienen que volver a operar y no le deja ir a verla porque le dan miedo los hospitales. Pero a Marina no le dan miedo. Le encantan. Y los médicos también. ¿Dónde va a estar más segura? Lo que sí le asusta es no volver a verla. Y que no le cuenten cosas porque es pequeña. Ella quiere saberlo. Y poder despedirse cuando llegue el momento. Pero no le hacen mucho caso.

Marina no lo sabe. Pero este será el último verano de su infancia. Su cuerpo lo dice. A veces palpita. Y le gusta esa sensación. Sus muñecas se besan, se tocan y se levantan la falda cuando los  mayores no miran. Y ella también querría hacerlo, pero cuando llega el momento se asusta, a pesar del deseo.

Y al final del verano puede volver con su madre y su novio friki y tartamudo. Volver. Pero a una casa nueva. Con piscina comunitaria. Y muchas niñas. Niñas con las que se entiende. Y que dicen en voz alta lo que ella tiene en su cabeza. ¡Qué lejos queda ahora el barrio de la abuela!

¡No os podéis imaginar lo que me ha tocado el alma esta novela!

A mí, que soy la reina del vivir el presente y de las huidas hacia delante adormilando el pasado en vapores de cloroformo, me ha hecho recordar sensaciones y pensamientos de una Raquel preadolescente que no entiende muy bien el mundo, porque los adultos hacen y dicen cosas distintas, y que lo explora con precaución porque tiene miedo de todo. Yo me reconozco en esa Marina de 9 años. Y me encanta cómo la autora se mete en su piel y habla con su voz.

Es una primera novela maravillosa.

Os encantará.
SLHLT

miércoles, 5 de junio de 2019

Marie Curie

Descubrí a Marie Curie cuando tenía 7 u 8 años.
En la biblioteca del cole nos dejaban coger libros para leer durante el verano y esa era una de las cosas que hacíamos aquellos extraños días de junio que olían a calor e íbamos a clase solo por la mañana. Un montón de batas de cuadritos con patas, en fila de a dos, peregrinábamos hacia la biblioteca a la caza de libros que devolveríamos en el más que lejano septiembre.
No recuerdo exactamente si la Biografía de Marie Curie para niños la elegí yo o me la eligieron. No recuerdo qué profe nos llevó ni quien iba en la fila conmigo. No recuerdo haberme llevado el libro a casa y menos aún al pueblo aquel verano. Pero sí recuerdo lo que me marcó su lectura.
Aunque mis notas eran buenas, mi caligrafía era un desastre, y mi madre me puso la tarea de copiar un capítulo cada mañana, liberándome el resto del día de cualquier otra obligación para dedicarme al más salvaje de los asilvestramientos (los que habéis pasado los veranos de la infancia en el pueblo sabréis a lo que me refiero).
Me imagino que protestaría ante la tarea, pero la verdad es que no lo recuerdo. A quién sí recuerdo fue a María Sklodowska niña, a su padre y a sus hermanas, el frío que pasaba en su buhardilla de París, lo lista que era, lo mucho que trabajaba y estudiaba a la luz mortecina de las velas, lo difícil que lo tuvo, lo que llegó a conseguir y lo valiente que fue. También recuerdo comentar cada aventura con mi hermana y con mi madre, que también leyeron el libro. Y sobre todo, recuerdo haber deseado muy fuerte parecerme a ella.
Desde ese momento Marie Curie ha sido una de esas presencias amigas en mi vida. Con los años y las arrugas la he ido conociendo mejor, y mi admiración hacia ella nunca ha parado de crecer. La mujer y el mito son la misma persona. Y el legado es inmenso.
Por todos estos motivos entenderéis que esta novela gráfica se haya venido a vivir a mi casa. Es una novela adulta, realista, visualmente preciosa y muy bien documentada biográfica y científicamente.
¡Lleváosla a casa también! 
No lo lamentaréis.
SLHLT