Hubo un
tiempo (mucho menos del que pereciera) en el que la palabra de un marido, un
padre o cualquier otro hombre a cuyo cargo estuvieras, era suficiente para
considerar a una mujer “loca” y encerrarla de por vida.
Seguramente
habría entre ellas mujeres con trastornos mentales, no lo dudo, pero con la
excusa de la enfermedad se metía en el mismo saco, y entre las mismas rejas de los
mal llamados sanatorios mentales, a mujeres que simplemente no eran como las
demás, que no querían someterse a los cánones que la sociedad había establecido
para ellas, mujeres con sensibilidad y talento, artistas y alguna que otra que
suponía una molestia o una amenaza para los intereses de sus familias.
Una vez
dentro, esas mujeres quedaban al margen de la sociedad y marcadas de por vida.
Paris,
1885. El hospital de la Salpêtrière, dirigido por el reputado doctor
Charcot, es una mezcla entre cárcel y manicomio. Allí mantienen a las “locas”
lejos de la gente, pero una vez al año, con motivo de la Media Cuaresma, lo más
granado de la sociedad parisina se pelea para asistir a un baile donde observar
y reírse de esas loquitas disfrazadas con encajes y plumas.
Es aquí,
en Salpêtrière, donde conoceremos a Louise y a Eugénie, dos jóvenes
encerradas bajo la tutela de Geneviève. Estas tres mujeres, tan diferentes,
entrelazarán sus destinos, sin ellas saberlo, para redimirse y salvarse.
Esta primera
novela de Victoria Mas ha sido todo un éxito editorial en Francia y si os
animáis a leerla entenderéis el porqué: aunque pueda resultar perturbadora por
momentos, su trama es ágil y cautivadora, está muy bien escrita, tiene unos
personajes que no olvidaréis fácilmente y, además, es todo un alegato por la
libertad y la igualdad.
Se lee en
un suspiro. ¡A por ella!
SLHLT