martes, 31 de diciembre de 2019

Mi 2019 en lecturas.


EL año se acaba y reflexionar y analizar lo vivido es casi una obligación. ¡Reflexionemos, pues!

No sorprendo a nadie si digo que he leído menos de lo que me hubiera gustado. A pesar de ello, han sido 46 reseñas las que he compartido con vosotros este 2019, 29 de las cuales de libros escritos por mujeres (#leoautoras). 

Reconozco también mis pequeños fracasos asumiendo 2 abandonos sonados: "La isla de los conejos", de Elvira Navarro, y "El niño que comía lana" de Cristina Sánchez Andrade (muy valorados en las redes sociales, pero yo no he podido con ellos). ¡Qué le vamos a hacer!

Una de las cosas que he descubierto es que el hecho de escribir sobre cada libro me hace recordarlos mejor. Y releer las reseñas me permite volver al momento en que viví cada uno de ellos y rememorar lo sentido. Eso es lo que me ha pasado estos últimos días mientras decidía cuáles habían sido los libros qué más me gustaron en el 2019. Aquí os los dejo. 



- La primera mano que sostuvo la mía, por el amor.
- El último vagón, por la ternura.
Lectura fácil, por hacerme pensar en cosas que nunca se me habían ocurrido antes.
- La canción de los vivos y los muertos, por la magia.
- Para Helga, por la verdad y la emoción.

Un fuerte abrazo a todos y ¡feliz 2020!


SLHLT


domingo, 29 de diciembre de 2019

La autopista del Sur

Podría haber sido una tarde de domingo como tantas otras, en las que el atardecer se engalana con calma al ritmo de avance de los coches que vuelven a París. Pero no lo fue.

Los vehículos que apenas se movían, dejan de hacerlo por completo. Y lo que pudo haber sido un atasco como el de cualquier otro domingo, se convierte en algo más. Los minutos de espera se transforman en horas. La gente sale de sus coches y empieza a especular y a hablar con sus vecinos sobre ruedas. Los más osados se atreven a avanzar a pie sobre el asfalto abrasador y entre las hileras de coches recalentados, en busca de noticias.
Nadie sabe nada. Nadie se mueve. Van a pasar allí la noche, les guste o no.
Sale el sol y hasta que vuelve a ponerse, solamente han avanzado unos pocos metros. ¿Qué habrá podido pasar? Pronto llegarán refuerzos. Mientras tantos, algunos se erigen en líderes y buscan agua y comida para los niños y los ancianos, y se van organizando en grupos.
Los días pasan y el sol ya no calienta. Se establecen jerarquías, se hacen amigos, se cuida de los más débiles y se llevan a cabo expediciones por los alrededores en busca de comida y agua. Cada uno asume su rol. Y la vida, el amor y la muerte van pasando sin percatarse de la inmovilidad reinante.
Pero todo lo que empieza, termina. Y, casi como por arte de magia, los coches vuelven a moverse. Primero avanzan lentamente. Todos juntos. Poco a poco. Pero a medida que van subiendo las marchas y el tráfico es fluye, los grupos se pierden, al mirar por la ventanilla ya no reconocen a sus vecinos de automóvil… La vida sigue. Avanza. Inexorablemente. No hay vuelta atrás.
Este relato corto es una metáfora asfixiante sobre las vidas que vivimos sin darnos cuenta, atrapados en una rueda de hámster día tras día, y sin poder parar a reflexionar qué pasaría si nos apeásemos.
A mí me ha recordado a ese verano de la adolescencia que idealizas como el mejor de tu vida y que te hace esbozar una sonrisa cuando lo evocas. Esa posibilidad de ser otro tú durante un campamento de verano o un intercambio de idiomas. Y ese choque con la realidad de encontrarte con tu yo de siempre al volver a casa.
SLHLT

martes, 24 de diciembre de 2019

Infamia

INFAMIA
Del lat. infamia.
     1. f. Descrédito, deshonra.
     2. f. Maldad o vileza en cualquier línea.
Nunca un título ha descrito tan bien el contenido de un libro.
Una plaza temporal para enseñar Derecho Penal en la Universidad de Vigo es la excusa y el empujón que necesita Emma para escapar de la relación tóxica en la que está implicada desde hace 20 años.
Un sitio nuevo. Un comienzo. Una oportunidad. La posibilidad de curarse y volver a empezar.
Para evitar el bullicio de la ciudad, Emma alquila una pequeña casa en Merlo, un pueblecito cercano a Vigo. Al poco tiempo de instalarse allí ve unos carteles pegados por todo el pueblo. Habrá un acto de recuerdo a las hermanas Giraud en el pueblo, al cumplirse 25 años de su desaparición.
Sofía y Blanca. 14 y 6 años. Nunca aparecieron…
Pero en el pueblo todos parecen guardar algún secreto.
El silencio se puede cortar con cuchillo y tenedor. La tierra late bajo los pies de los habitantes de Merlo. Y la niebla… La niebla cómplice se ha vuelto espesa desde la desaparición.
Y Emma se pondrá a investigar, sin ser consciente del peligro al que se enfrenta.
No es un thriller. No es una novela policiaca. Es un descenso a los infiernos de la naturaleza humana. 32 capítulos maravillosamente escritos, en los que vas de la mano de Emma desentrañando lo ocurrido. Víctimas y verdugos. Y un final abierto.
El capítulo de la casa me dejó sin aliento. Tuve que parar de leer para respirar.
No conocía a Ledicia Costas, pero escribe tan bien, que la seguiré de cerca a partir de ahora.
Me ha gustado muchísimo. Espero que a vosotros también.
SLHLT

jueves, 28 de noviembre de 2019

Ama

Hace dos años tuve la suerte de poder ir con mis alumnos a escuchar a Rainer Weiss explicar qué eran las ondas gravitacionales. Y en un momento dado, agradeció el trabajo a todos los demás científicos, en cuyos conocimientos se apoyó para poder llevar a cabo su descubrimiento, diciendo: <<Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes>>.

Nosotros también hemos crecido sobre los hombros de gigantes. Mejor dicho: de gigantas. Esas mujeres que salieron de sus aldeas perdidas y emigraron a la ciudad a trabajar sin descanso para dar a sus familias un hogar, a sus padres un refugio, a la comunidad un consejo y a sus hijos un futuro. Esas mujeres que parecían tener el secreto de la energía inagotable y de la multiplicación de los panes y los peces. Esas madres que lucharon todos los días de su vida para que sus hijos tuvieran un futuro y una vida mejor que la suya.
Amas, madres, mamás, mares, maminas, mamitas, mamaíñas…
Uno nunca está preparado para que su madre se muera. Ni a los cinco años, ni a los cuarenta.
¿Cómo asumirlo? ¿Cómo digerir que habrá un día en que ya no esté? Que su voz irá perdiendo intensidad en tu recuerdo, que su imagen se volverá borrosa y que su olor y su calor se disiparán en el aire para siempre.
José Ignacio Carnero intentó asumirlo grabando sus últimas conversaciones y sus recuerdos. Pero no fue suficiente. Luego comenzó a escribir. Primero para ella. Para que pudiera verlo publicado antes de morir. Después, para sí mismo. Para asumirlo. Para entenderla. Para entenderlo. Para entenderse. Para curarse. Para nunca olvidarse. Para darle las gracias. Para compartirla. Y para seguir amándola. A ella. A la que lo sacrificó todo por él. A su ama.
Esta es una historia de amor. Una historia de emoción, agradecimiento y nostalgia de un mundo que ya no existe, de un tiempo que no ha de volver y de una gente hecha de otra pasta. Gente con vidas corrientes y callos en las manos. Barrios trabajadores, cielos grises, noches iluminadas por las chimeneas de los altos hornos… Y todo por hacer.
Esta es una historia imprescindible.
¡Se os va a derretir el corazón!
SLHLT

lunes, 4 de noviembre de 2019

Deje su mensaje después de la señal

Marina, Carmela, Sara y Viviana.
Cuatro mujeres con cuatro vidas diferentes y que nada tendrían en común, salvo que todas ellas hablan por teléfono con alguien que no las escucha ni va a contestarles. Unos porque están lejos, otros porque no quieren, otros porque ya no están y otros porque han llegado a ese acuerdo.
Un cáncer terminal, el fin de una relación, un intento de suicidio y una cuenta pendiente, son los puntos de partida de estas cuatro historias. Cuatro puntos de inflexión que, con el silencio al otro lado del teléfono como hilo conductor, harán que estas cuatro mujeres se enfrenten a sí mismas, se analicen, se perdonen, se reconstruyan y renazcan a una vida mejor, donde ellas serán distintas: más valientes, más poderosas y con más ganas de vivir.
Podría parecer que los universos de una anciana que dedicó su vida a la familia, una abogada de divorcios que compra en Mercadona, una niña pija que no sabe lo que quiere y una prostituta que dice trabajar en un IKEA, se desplazarían en trayectorias divergentes de imposible intersección, pero nada más lejos de la realidad. Sus historias convergen. Están más cerca de lo que ellas mismas, desconocidas las unas para las otras, pudieran imaginar. Y eso le dará aún más sentido a todo.
Deje su mensaje después de la señal es uno de esos libros que se van haciendo más grandes a medida que pasas las hojas. Con una prosa cuidada, tierna y dura a la vez, te va envolviendo con su calor, te va dejando entrar en su intimidad y llega un momento en el que ya te sientes como en casa entre sus páginas.
Es una historia preciosa. 
Os encantará.
SLHLT

viernes, 25 de octubre de 2019

Días de lluvia y barro

A Turco, como a muchos de nosotros, “la Crisis” nos cambió la vida: yo me convertí en profesora y Turco, en detective privado.
Esta historia comienza con un caso rutinario, que huele a trampa por todas partes.
<<El tipejo aquel trataba de disimularlo, pero se veía de lejos que era catalán. O más bien se oía. Su forma de pronunciar las “eles” y las palabras que acabadas en “de” no dejaba lugar a las dudas. Lo cual no habría tenido nada de malo, me apresuro a aclarar, si el tipejo aquel no se hubiera presentado como Baldomero Bieito, ejecutivo comercial gallego de una Multinacional de Distribución>>.
Y terminará enredándose mucho más: la muerte “accidental” de Cosme, excuñado de Turco y la petición de Mónica, su exmujer, de investigar lo sucedido, irán desgranando poco a poco algo mucho más oscuro y sórdido de lo que cabía esperar.
<<Se ha caído… Se ha caído por el balcón y se ha matado… Por el balcón de su casa… Parece que se estaba peleando con Carlos… Que le estaba pegando a Vera y que Carlos la defendió… No sé… Eso han dicho…>>.
Con un ligero y sutil aire a lo Marlowe, pero del siglo XXI y mucho menos atormentado y misógino, el autor construye un personaje redondo y una trama que atrapa y entretiene a partes iguales. Me ha gustado mucho. Y eso que yo soy muy “especialita” y muy leal a mis “detectives favoritos”.
Presiento que este es el comienzo de una hermosa saga… 
Y no pinta nada mal.
SLHLT

sábado, 12 de octubre de 2019

Tres eran tres


Tres años y ¡seguimos vivos!
No es fácil mantener un blog activo con publicaciones semanales durante tanto tiempo. A veces todo mi esfuerzo, mi atención y mi tiempo se los lleva el día a día. Pero en eso consiste vivir: en ir solucionando problemas, muchas veces improvisando, y en aprovechar el tiempo que nos queda para hacer otras cosas que también nos hacen felices.
Aunque el ritmo de publicaciones ha bajado, leo más de lo que publico y mucho menos de lo que me gustaría, creo que el espíritu del blog sigue vivo. Y lo seguirá mientras continúe ilusionándome el poder compartir mis lecturas con vosotros.
Así que gracias a todos los que os pasáis por aquí y hacéis que todo esto tenga sentido.
 ¡Ah! Y sí. Los he leído todos.
SLHLT

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Los mejores días

Ocho relatos. Ocho historias. Ocho vidas entrelazadas. Ocho mujeres que representan a muchas más: madres, amantes, hermanas, amigas, abuelas… Ocho latidos bajo ocho pieles diferentes. Ocho gritos. Ocho universos. Ocho maneras de sobrevivir.
<<Las mujeres de esta familia no engendran hijos, se los traen de lugares. A nuestra prima Carolina la trajeron de una provincia del norte cuando tenía cinco años y dice mi madre que llegó con las uñas negras de carbonero; la abuela misma no conoció a su madre, la entregaron a una prima lejana porque no tenían plata para criarla. Y a Francisco la tía Perla lo fue a buscar a una iglesia y cuando lo acostó en la cama de la abuela ya pesaba ocho kilos. Tenía el pelo duro y marrón y las piernas gordas y apretadas como un pollo al horno>>.
Con una prosa casi poética y un dominio del lenguaje mayúsculo, Magalí Etchebarne elige dar voz a ocho mujeres para que cuenten su historia. La suya, la que vivieron, la que recuerdan, la que sintieron, la que sufrieron… sin permitir que otros se la expliquen, se la reescriban o tuerzan la boca en un gesto de disgusto al escuchar lo que no quieren oír.
<<Cuando baja de la sala de operaciones, es otra madre. Está aterrada y es anciana para siempre. Tiene los ojos abiertos de par en par, mirando al cielo con locura, como en una canción de rock barrial, ¡pero es mi mamá!, y me gustaría que saliera y volviera a entrar. Que la devuelvan como estaba cuando llegamos>>.
Estas ocho mujeres te cuentan su historia como se lo dirían a sí mismas, como lo escribirían en un diario secreto, como el cuento que contarían en voz baja al oído de un niño que aún no entiende el significado de las palabras, como la historia que una anciana cuenta en el parque al desconocido que se sienta a descansar a su lado: sin miedo, sin vergüenza, sin rubor, sin arrepentimiento. Con la seguridad que da ser la dueña de su propio destino.
<<Los hombres locos si no llegan del mar van hacia él. Hacia el mar o hacia cualquier cosa que sea fuerza, corriente y soledad. Hace treinta años, cuando llegamos a vivir a esta isla, éramos jóvenes y él estaba completamente loco, no de amor ni de rabia, estaba lleno de cosas, desbordado de ideas, con sobredosis de todo. Un cuerpo marcado por las sustancias con las que los jóvenes se tatúan hasta desfigurarse, despegarse, hacerse nuevos>>.
Todo un descubrimiento esta colección de relatos incómodos, intensos y maravillosos.
SLHLT

viernes, 6 de septiembre de 2019

Estamos todas bien

Ana Penyas hace, en esta novela gráfica, un maravilloso homenaje a sus abuelas.
Maruja y Herminia. Dos mujeres muy diferentes a las que les tocó vivir tiempos difíciles. Dos mujeres silenciadas, como todas, por una dictadura y un machismo estructural asfixiante, que hicieron todo lo que pudieron, con las armas de las que cada una disponía, para sacar adelante a sus familias y adaptarse a lo que fuese viniendo.
Es paradójico que esas mujeres a las que una vida en dictadura y represión les quitó la voz, hoy, también se encuentren silenciadas por el olvido de una sociedad democrática que teme envejecer y esconde sus canas y sus arrugas. Y que la velocidad frenética a la que vivimos hace que no tengamos tiempo para reflexionar, para escuchar las historias de las que nos precedieron, para aprender de ellas y para evitar caer en los mismos errores.
Hace unos días mi madre me contaba que Madrina, su abuela, sabía muchísimo de plantas. Que cuando eran niñas y les dolía la barriga, les preparaba ungüentos que las aliviaban, que sabía cómo bajarles la fiebre y cómo curar a los animales. Y que todo aquello se perdió. Porque parecía que ella estaría siempre… Y porque probablemente nadie le dio la importancia que tenía.
Este libro te emociona. Y te muestra la clave de la inmortalidad sin necesidad de pactos con diablo alguno, ni de santos griales ni piedras filosofales. La inmortalidad es el recuerdo.
Maruja y Herminia ya son eternas. Igual que lo son Madrina y Generosa. Porque no hay ni un solo día que no nos acordemos de ellas.
SLHLT

martes, 3 de septiembre de 2019

Tiene que ser aquí

Maggie O’Farrell es una gran contadora de historias y una, aún mejor, creadora de personajes. Es de esas escritoras que hace que parezca fácil lo difícil: intercalar un nuevo latido entre la sístole y la diástole.
Esta es una historia de huidas, de personas incapaces de soportar la vida que les ha tocado vivir y deciden escapar, no siempre siendo conscientes de lo que hacen ni de las consecuencias. Es una historia de renuncias: unas elegidas, otras impuestas. Es una historia de desencuentros y de pérdidas. Es una historia de aprendizaje y de caída. Es una historia de renacimiento, de reconocimiento y de volver a empezar. Es una historia de perdón y de redención. Y, por encima de todo, es una historia de amor.
Con saltos en el tiempo, con distintos narradores y puntos de vista, la autora nos enseña quiénes son Claudette y Daniel. Sus vidas antes. El intrincado camino que hace que un hombre americano, experto en palabras y significados, decida ir a buscar las cenizas de su abuelo al viejo mundo y que, por casualidad se encuentre ayudando en una carretera perdida en la campiña irlandesa a un niño y a su madre, que han pinchado una rueda. 
Ese encuentro cambiará sus vidas. Les dará un significado.
Pero quizás, aún no es el momento. Quizás se han encontrado demasiado pronto. Quizás necesiten perderse, curarse, perdonarse y volver a encontrarse. 
Y, quizás, puedan llegar a ser felices.
MA-RA-VI-LLO-SA.
SLHLT

miércoles, 28 de agosto de 2019

Los tiempos del odio

<<Sin amor no merece la pena vivir>>
Solo cuando Bruna Husky se siente amada olvida su condena: tres años, tres meses y diecisiete días.
La androide de combate ha pasado la noche en casa del inspector Paul Lizard. Pero al despertar comienzan a acecharla todas sus inseguridades y vuelve a ser consciente de que el tiempo que le queda se le escapa entre los dedos.
Están viviendo tiempos convulsos: ataques terroristas, guerras entre estados, insatisfacción ciudadana, el precio del aire y del agua limpios no paran de crecer, hombres de negocios desafían al estado con millones y discursos cargados de odio, y la tecnología lo invade todo en un mundo donde el ser humano ya no sabe envejecer.
Suena el timbre de la puerta y un robot de mensajería le entrega a Lizard un extraño pauqete: un rectángulo de piel humana envuelto en papel de seda con dos palabras tatuadas: Paul Lizard.
Esa será la última vez que se le vea. Nadie sabe dónde está. Horas después aparecerá en las pantallas junto a otros rehenes: el EJI lo ha secuestrado e irá ejecutando cada día a uno de ellos hasta que se cumplan sus peticiones.
Así comienza la tercera parte de esta trilogía de Bruna Husky, donde la androide luchará con uñas y dientes para encontrar y salvar a Lizard, aunque se deje la vida en ello. Además de Bartolo, Yiannis y la niña rusa, en esta entrega aparecerán nuevos personajes Ángela, Aznárez, Emma… No los perdáis de vista.
¿Será este el fin de nuestra querida androide?
Vas a tener que leerlo para averiguarlo.

En un momento de la trama Bruna recuerda una historia que le contó Yiannis. A mí me erizó la piel mientras el corazón se me desbocaba, por eso y porque un ejemplo de este calibre no viene nada mal en los tiempos extraños que nos ha tocado vivir, quiero compartirla con vosotros:
<<Sucedió a raíz de una antigua guerra civil que hubo en España como a mediados del siglo XX y que fue ganada por un dictador. Un buen número de los vencidos fueron destinados como prisioneros políticos a trabajos forzosos en las minas de la zona de Asturias, y en los primeros momentos de la posguerra hubo un grupo de matones partidarios del dictador que bajaban de cuando en cuando a la mina más grande, colocaban en fila a todos los prisioneros, les hacían numerarse y luego señalaban a unos cuantos al azar y les decían que dijeran un número. Al desgraciado que coincidía con el número mencionado, lo sacaban de la formación y lo fusilaban. Pero lo más conmovedor era que, en más de una ocasión, el prisionero al que preguntaban contestaba dando su propio número y, por consiguiente, condenándose a una muerte segura.
-     Imagínate qué juego tan eficaz y perverso – había comentado Yiannis-. Porque, por un lado, los mejores de entre todos los prisioneros, los más valientes, los más generosos, los más difíciles de quebrantar, daban su propio número y por lo tanto eran eliminados; y, por el otro lado, los demás, los que daban el número de un compañero, quedaban destrozados para siempre. Sí, parece un mecanismo de represión perfecto, y sin embargo… Sin embargo, y creo que los verdugos no tenían en cuenta algo esencial, que es el ejemplo de entereza y heroicidad que ofrecía el compañero que se inmolaba. Cuando alguien ha muerto por ti, y evidentemente todos les debían la vida a ese héroes porque no habían dado sus números; cuando alguien ha muero por ti, repito, sin duda te sientes de algún modo obligado a ser mejor. A mantener tu existencia a la altura de ese regalo colosal. Así que, aunque los mejores fueron eliminados, su ejemplo tuvo que reforzar la dignidad de los que quedaban. Lo verdaderamente destructivo, lo que les habría aniquilado como personas, hubiera sido que todos dieran el número de un compañero…>>.

 SLHLT

viernes, 23 de agosto de 2019

Mónechka

<<Cuando no había cerca hombres o voces de hombres u olor a hombre, se sentaba indolente y, con las rodillas relajadas se hurgaba las uñas.
Se llamaba Raimonda Rybnaia, pero lo habitual era llamarla Monka, Mónechka. El apellido lo había recibido de su marido, el nombre se lo debía a su madre y tía mía: Guertruda Borisovna Fáikina>>.
En estas pocas líneas, Marina Palei nos adelanta las claves de esta historia.
A través de los ojos de su prima, diez años menor, conocemos a Mónechka. Una mujer libre de maldad, que busca una y otra vez la atención y el amor de un hombre. Es su leitmotiv. Con naturalidad, sin estridencia, sin importarle lo que opinen los demás, Mónechka busca revivir, como si de una heroinómana se tratara, la maravillosa sensación de estar enamorada.
En cada relación, en cada matrimonio, en cada conquista, en cada carta de amor, es ella la protagonista. Busca alguien a quien amar. Para sentirse viva. Ellos casi nunca están a la altura y se llevan más de lo que dan. Pero Mónechka nunca se cansa, su piel no se curte, no desconfía, no desiste, no se frustra. No aprende. Casi parece que su alma pudiera repeler la dureza y la maldad del mundo. Un ser puro, que solo vive para poder amar a un hombre.

Me ha gustado muchísimo esta historia.
Marina Palei, con un estilo propio, a veces áspero, y lleno de referencias a la cultura y la sociedad rusas del siglo XX, hace que te enamores de un personaje que comienzas aborreciendo. El cariño que la narradora tiene por Mónechka acaba siendo el tuyo, porque la ves a través de sus ojos, y a pesar de los errores, del comportamiento infantil y egoísta, del actuar sin medir las consecuencias y de todo lo demás, la perdonas y la miras con un filtro de ternura.
Ha sido todo un descubrimiento.
¡Os va a encantar!
SLHLT

martes, 20 de agosto de 2019

El malvado zorro feroz

Esta es la historia de un zorro que no sabe asustar.
Como no infunde miedo a nadie, en la granja lo tratan todos con condescendencia y hasta con cierta simpatía. Bueno, todos, todos, no. La gallina se la tiene jurada, porque ya está cansada de ser su objetivo principal y de llevarse algún que otro mordisco… Aunque siempre menos peligrosos que los picotazos que ella le tiene reservados al zorro.
Harto ya de alimentarse de nabos, idea junto al lobo, un plan infalible: robará en el gallinero unos huevos y luego se comerá a los polluelos. 
¿Qué podría salir mal?
Para descubrirlo tendréis que leerlo. Y os aseguro que pasaréis un rato de lo más divertido junto al malvado zorro feroz, al perro guardián más vago del mundo, a un cerdito que domina el arte de la horticultura, un conejo poco espabilado, unas gallinas empoderadas y con carácter, y un lobo feroz de los de verdad. ¡Ah! Y que no se me olviden los polluelos, que os aseguro que llegarán a pollos y serán de armas tomar.
SLHLT

viernes, 16 de agosto de 2019

Los asquerosos

<<Nació en Madrid en 1991. Su padre era uno que le daba igual a todo el mundo. Su madre, que lo mismo, era la hermana de mi exmujer, a la que no veo desde hace ya ni sé. No tenía más tíos que yo.
Impresionaba verle, con once años, buscando trabajo en Internet. Ni se lo iban a dar ni él lo iba a pedir, por su edad. Pero desde crío, Manuel ya estaba indagando sobre cómo sería verse a sí mismo metido en el mundo.
Manuel es nombre falso. Pero es que no debo dar el verdadero>>.
Manuel era un chico listo. Curioso. Que aprendía mirando y escuchando lo que le rodeaba. Haciendo. Y desde bien pequeño comenzó a reparar máquinas después de destriparlas y observar su interior.
Todo lo que tenía de listo en lo académico y lo manipulativo, lo tenía de torpe en lo social. Deseaba con todas sus fuerzas el contacto de sus iguales, un amigo, una pandilla con la que salir a divertirse… Pero no hay nada que espante más a alguien que notar el ansia que el otro tiene de ser su amigo.
Tras un FP y una ingeniería, comenzó a realizar trabajos precarios y mal pagados, hasta que consiguió, por fin, independizarse en un piso-zulo-carbonera de esos que se ven por los Madriles. Con tan mala suerte que, a los pocos días, tuvo un encontronazo casual con un antidisturbios en su portal, y terminó clavándole en el cuello el destornillador del que nunca se separaba.
Ahí empezó su odisea. Su huida. Con la ayuda de su tío, los pocos ahorros de los que disponía, la entrega a domicilio y la sección de bazar del Lidle, su maña e imaginación, y los libros de la colección Austral abandonados bajo una lona de la casa que ocupó, se estableció en un pueblo abandonado de Castilla: Zarzahuriel.
Y aunque pueda parecer un final, este fue el verdadero comienzo de su nueva vida.

Me ha gustado esta historia a lo Robinson Crusoe madrileño del siglo XXI.
Es un libro ameno, por momentos angustioso, a veces repetitivo, ingenioso, crítico con la sociedad en la que vivimos, y siempre divertido. Me encanta la evolución de Manuel, su proceso de adaptación y desintoxicación del mundo, y la guerra de guerrillas que afronta cuando ve amenazado su pequeño refugio.
Una lectura diferente.
SLHLT

martes, 13 de agosto de 2019

Shakespeare & Cervantes

Jorge Carrión en este libro-travesura hace un homenaje a los grandes maestros de la literatura.
A través de un supuesto cuento olvidado por todos, “Los otros dos”, y con la pluma de Borges como varita mágica, establece la comunicación entre dos viejos que, sentados en el banco de un parque, observan una partida de ajedrez. Uno habla en inglés. El otro, en castellano. Pero se entienden. Uno se llama William. El otro, Miguel.
-       Tú fuiste poeta, William, y sabes que aunque hablen del amor oscuro, los sonetos siempre hablan del soneto en sí.
-       Tú también fuiste poeta, Miguel.
-       Un poeta malo no es poeta.
-       Un poeta solamente puede ser un poeta herido.
-     De dolor sí que sé, y mucho. Fueron treinta mil las almas que perecieron en la batalla de Lepanto. Y fueron infinitos los morosos que tuve que perseguir en Andalucía.
-     Setenta y cuatro personajes míos fallecen en mis obras por muerte violenta, llevé la cuenta. No quiero ni pensar en todos esos muertos, si la muerte vuelve a ocurrir, incesante, cada vez que una obra mía se representa.
-       La pluma es una daga.
-      En mi caso más bien una ballesta o un arcabuz, una sucesión de cañonazos en el fragor del asedio.
-    Pero son los ojos del lector o del espectador los que, en realidad matan. No hay pupilas más homicidas.
A mi amiga Raquel le gusta conectar sus universos. Ese es el motivo por el que este libro acabó en mis manos. Lo encontró en una librería de Oviedo. Y cuando lo abrió, vio que estaba dedicado a una tal Vera tanto por el escritor como por el ilustrador. Y decía:
<<Este Shakespeare & Cervantes es para Vera, que también ama las máscaras. Sabadell, 8/11/2018>>
Este abril, una semana después del Día del Libro, Raquel me lo regaló a mí. ¿Por qué? Porque sabía que me gustaría, por supuesto, y porque también sabía que yo escribiría algo sobre él en el blog y, quizás, le llegaría esta pequeña historia a Jorge Carrión y así podríamos averiguar quién es Vera… 
Y se establecería un nuevo puente entre universos.
Veremos.
SLHLT

viernes, 9 de agosto de 2019

Riesgos de los viajes en el tiempo

<<No hubiesen venido a buscarme, pero, ingenuamente, hice que se fijaran en mí. Me atreví, adrede, a hacer lo que no tenía que haber hecho.
Utilicé mi libre albedrío pero con un cálculo erróneo. O, más bien, sin calcular: sin pensar. Por vanidad y estupidez; y ahora estoy perdida.
A veces, de rodillas, en una postura de oración, soy capaz de atravesar la “barrera del censor”… Soy capaz de recordar…
¡Pero me duele tanto la cabeza! Es un esfuerzo titánico: algo así como luchar contra la gravedad en Júpiter.
Por mi condición de Exiliada tengo prohibido hablar con nadie de mi sentencia o de mi vida antes del Exilio, así pues mi soledad es doble.
Aunque pocas veces me falta compañía en este sitio extraño. Me siento muy sola y no estoy segura de poder perseverar.
Mi condena es “solo” de cuatro años. Podría haber sido “perpetua”.
O podría haber sido Aniquilación.>>
EAN-23: Estados de América del Norte. Año 23.
El cómputo del tiempo se puso a cero tras los Grandes Ataques Terroristas del 11/09/2001. Hay una historia única y una desmemoria también única. Todo aquel que se la cuestione o cuestione cualquier tipo de autoridad establecida por el gobierno será considerado traidor.
Adriane Strohl tiene 17 años ha quedado la primera de su promoción y le han concedido una de las pocas Becas Patrióticas para la Democracia que le permitirán ir a la universidad. Además, le han encargado el discurso de despedida de su promoción en el instituto Pennsboro.
Y eso será su perdición.
Su discurso, repleto de preguntas lanzadas al aire fue considerado subversivo y fue detenida tras el ensayo general. Nunca llegó a pronunciarlo.
No la vaporizaron.
Pero la condenaron al exilio.
Cuatro años exiliada en Zona Nueve con un chip en el cerebro que le impide recordar su vida con claridad y la prohibición de contar de dónde viene y de alejarse más de 15 kilómetros del lugar de residencia asignado, a riesgo de ser ejecutada.
Zona Nueve se encuentra en Winsconsin.
Pero en 1959.

Me ha gustado muchísimo esta distopía cercana. Me ha dejado una sensación de inevitable huida hacia delante, como si el suelo bajo nuestros pies fuese una cinta transportadora que, hagas lo que hagas, te llevará a tu destino.
Muy recomendable.
Hacía muchos años que no leía nada de Joyce Carol Oates y había que ponerle remedio. Es una escritora magnífica capaz de transmitir su mensaje maravillosamente, cambiando, de un libro a otro, de estilo literario y temática sin despeinarse, sin perder calidad y haciendo que parezca sencillo el complicadísimo oficio de escribir.
SLHLT

martes, 6 de agosto de 2019

Loxandra

<<Todo en ella es grande. Una voz grande, un corazón grande, un estómago grande, un apetito grande. Pies grandes con arco y tobillos finos, una buena base para sostener su cuerpo grande sobre la tierra. Grandes manos patriarcales, ortodoxas. Manos para ser besadas. Dedos largos y torneados, hechos para bendecir y emanar la fragancia del mahalebi y el incienso. Manos hechas para dar.>>
La Costantinopla que se adentra en el siglo XX se encuentra en plena ebullición. Mezcla de civilizaciones y crisol cultural donde los haya, se muestra a través del tamiz de una fuerza de la naturaleza como es Loxandra: una matriarca que cuida de hijos propios y ajenos, de sobrinos, primos, tíos, cuñados, vecinos y parientes lejanos; de nietos, sirvientes y todo aquel que atraviese el dintel de su puerta, sea persona o gato. Y si no lo atraviesa, ya se encargará ella de que lo haga… O se lo pedirá a la virgen de Baluklí.
El convulso siglo XIX se usa como decorado para retratar a una mujer extraordinaria a la que las guerras y alianzas entre turcos, griegos, rusos, ingleses y demás le traen sin cuidado, mientras haya con qué alimentar a los suyos.
La autora homenajea a su abuela. 
¡Y de qué manera!
Es una novela maravillosa, que se siente, se huele y se paladea.

<<Y Loxandra vivirá siempre en la abundancia de Constantinopla, dueña y señora de su lugar, porque cada cosa tiene su momento y su lugar. Y el lugar de Loxandra es Constantinopla. Y ya nadie podrá moverla de allí…>>.
SLHLT

viernes, 2 de agosto de 2019

Lírica de lo cotidiano

¿Sabes esos momentos en que te abstraes y eres consciente de lo que te rodea?
Cuando miras el mar sentado desde la orilla y liberas tu mente de las preocupaciones diarias y dejas que vuele libre.
Cuando sigues con la mirada, tras los cristales, la trayectoria de una hoja movida por el viento.
Cuando, sentado en el jardín, espías la entrada y salida, de un hueco en la pared, de un pájaro trayendo alimento a sus polluelos.
Cuando, en la sala de espera del médico, observas sin pretenderlo el movimiento repetitivo de unas manos que ya han vivido muchas primaveras.
Cuando, de repente, te das cuenta de que sonríes porque un recuerdo amigo ha venido a sorprenderte.
Cuando observas a un niño afanoso crear un castillo con arena de playa y que habla consigo mismo o con alguien de su universo que tus ojos maduros no te permiten ver.
Eso. Esa sensación, es lo que he tenido leyendo “Lírica de lo cotidiano”, en la que Miguel Herranz se ha hecho aún más grande y nos ha dejado verlo.
Le he estado dando vueltas y vueltas, releyendo y repasando lo subrayado y no sabría quedarme con un solo poema. Podría ser NEANDERTAL o LEO, DOS AÑITOS o NO TE FÍES… Podría ser cualquiera. Pero, no sé muy bien por qué motivo, os voy a dejar PARTIR.
Partir al centro de uno mismo.
Dejar atrás el alfoz,
lo colindante.

Llegar;
y llegar sin equipaje,

a ver qué pasa,
a ver qué ocurre, allí;

dentro,

en las soberbias
planicies de mi alma.


SLHLT