Beatrice es una mujer de éxito y vive en Nueva York. Su vida
transcurre con normalidad cuando recibe una llamada de su madre: ¡Tess ha
desaparecido!
Tess es su hermana pequeña. Tiene 21 años, estudia arte en la
universidad y está embarazada y a punto de dar a luz. ¡Cómo ha podido
desaparecer sin decirle nada! Ellas se lo cuentan todo…
Beatriz vuela a su Londres natal con la idea de encontrarla,
pero a los pocos días de estar allí Tess aparece muerta, con las venas cortadas
en un viejo edificio de Hyde Park, que alberga los baños públicos. Su niño,
Xavier, se adelantó tres semanas y nació muerto. Todo el mundo cree que se ha
suicidado: la policía, el juez, el psiquiatra que la atendió tras el parto…
¡Hasta su madre!
Pero Beatrice sabe que Tess nunca se suicidaría. ¡Alguien la ha
matado! Y aunque nadie la crea, no parará hasta averiguar qué le pasó a su
hermana, quién la mato y por qué. Y no os quepa la menor duda de que lo
conseguirá.
Comencé este libro pensando que iba a ser otra novela negra más,
pero me equivoqué, pues no es sólo una investigación criminal, sino que va
mucho más allá: es un canto al amor fraternal, al amor desinteresado, profundo
y sin condiciones entre dos hermanas, lo que la hace tremendamente emotiva,
además de emocionante.
Es de esas historias en las que sabes gran parte de la trama
desde el principio, y en la que el narrador va desvelando paso a paso toda la
investigación. Pero en este caso Beatrice, no nos lo cuenta a nosotros, con
quien habla es con Tess, su hermana muerta. Ya entenderéis el porqué…
Si aún no estáis convencidos del todo, dejadme deciros que no
fui capaz de adivinar quién fue el asesino, ni aún siendo una novela con pocos
personajes, y que el final es muy sorprendente.
Os va a gustar. Seguro.
SLHLT
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