viernes, 31 de marzo de 2017

Historia de un perro llamado Leal

Leal es un perro. Está hambriento y atado con una cadena bajo la lluvia. La manada de hombres que lo retienen dicen que el hambre hará que siga mejor el rastro. No saben nada. Buscan a un indio. Pero le temen. A él y a esta selva llena de ruidos que no escuchan y que no saben entender. Están nerviosos. Puede oler su miedo.
Allí tumbado, oyendo rugir sus propias tripas, recuerda: al poco de nacer estuvo a punto de morir en la nieve, pero un jaguar lo encontró y lo salvó. Como aquella montaña no era el mejor sitio para un perro, una noche lo llevó a un poblado mapuche. Allí creció con otros cachorros humanos y aprendió a amar y a respetar todo lo que le rodeaba, a usar solo lo necesario y a agradecer a la naturaleza por todo lo que le proporcionaba. Allí también aprendió a amar a su hermano humano Aukamañ y el significado de la palabra lealtad.
En su anterior día de caza Leal encontró una brizna de lana en la selva:
Esa pequeña brizna de lana huele a leña seca, a harina, a leche y a miel, huele a todo lo que perdí.”
Y reconoció el olor. Ahora sabía a quién buscaban aquellos hombres.
¡¡Nunca lo encontrarán!!
Luis Sepúlveda es un gran contador de historias y sabe transmitir como nadie el amor y el respeto por la naturaleza. Esta historia no es sólo un homenaje a sus orígenes indios si no un toque de atención sobre las zonas que se está devastando, las culturas que se están perdiendo y las vidas que se están segando en aras del progreso, la civilización y el enriquecimiento de unos pocos.
Es un cuento precioso.
SLHLT

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