Un hombre vuelve a la casa familiar después de haber perdido a
su padre. Viaja en la misma furgoneta que tanto esfuerzo le costó comprar, por
los mismos caminos que un día recorrió con él en el asiento de atrás
preguntándole cuánto faltaba para llegar. El retrovisor le devuelve un asiento
vacío. Son los mismos lugares, pero no lo parecen porque él ya no está.
Vuelve allí para recordar, aunque todos los días recuerda, en un
viaje cuya misión es luchar contra la muerte, que es el olvido.
Nunca te olvidaré.
Un olor le hace evocar sus palabras, su barba que rasca al darle
un beso. Unas letras guardadas como un tesoro en un cajón y escritas por el
niño que él fue, le hablan del hombre que era su padre y lo mucho que lo quiso.
Sus enseñanzas. Sus manos toscas que lo trajeron del hospital. Su confianza en
él al enseñarle a conducir. Su amor.
Pero también recuerda la enfermedad, el dolor, la morfina y su
fragilidad. Sentirlo vulnerable fue un hachazo en el corazón y verlo apagarse
una agonía.
Y el día final, en que solo pudo llevarlo.
En escasas cincuenta hojas Peixoto
cuenta, con una narración delicada que es pura poesía, la tristeza de haber
perdido a un padre, el peso de la ausencia sobre los hombros, el tener que
aprender a vivir sin alguien a quien quieres, y el afán por recordar, por no
olvidar, y por ser consciente que la vida es el viaje y la muerte solo un
destino.
Emotiva y preciosa.
SLHLT
Hola, debe de ser un libro precioso, aunque inmensamente doloroso, que dura debe de ser la añoranza. Debe de ser de esas lecturas que se te meten bien en el fondo del corazón. Lo anoto. Gracias y saludos.
ResponderEliminarHola, MªCarmen.
EliminarEs un libro muy emotivo, pero hay tanto amor en quien lo escribe que, a pesar de la tristeza, te deja un extraño regusto alegre al terminar.
Espero que te guste y muchas gracias por pasarte por aquí.
Saludos