<<Me gusta creer que sé lo que es la muerte. Me
gusta creer que es algo a lo que podría mirar de frente. Cuando Pa me dice que
necesita mi ayuda y veo ese cuchillo negro deslizarse por el cinturón de sus
pantalones, sigo a Pa fuera de la casa, intento mantener la espalda erguida,
los hombros rectos como una percha, así camina Pa. Intento que parezca que para
mí es algo normal y aburrido para que piense que he aprendido algo en estos
trece años, para que Pa sepa que estoy listo, que puedo extraer lo que hay que
extraer, separar las tripas del músculo, los órganos de las cavidades. Quiero
que Pa sepa que puedo mancharme las manos de sangre. Hoy es mi cumpleaños.>>

Ma está
muy enferma. El cáncer la consume. El dolor le atraviesa los huesos. Probó
todas las hierbas y remedios posibles. La quimio tampoco hizo nada. Y se apaga.
Le queda muy poco para volver a ver a Given.
Su hijo muerto. Dicen que fue un accidente de caza. Pero no. Fue por ser negro.
Porque un negro no podía ganar a un blanco. Leonie
sigue viendo a Given cuando se coloca…
Él no se ha ido del todo.
Ma podía
leer a la gente. Ese era su don. Con mirarlos sabía de su sufrimiento, de su
dolor, lo que necesitaban. Pero no podía escuchar a los animales ni ver a los
muertos. Jojo sí puede pero no se lo
dice a nadie. La pequeña Kayla
también. Aunque no lo entienda.
Pa cuenta
historias y trabaja con las manos. Ahora que Ma no puede levantarse de la cama, se ocupa de alimentar a los
niños, de cuidarlos, de protegerlos, de quererlos y de que se vayan limpios a
la cama. También les cuenta historias. Historias sin final.
Michael va a
salir de la cárcel. De Parchman.
Volverá a casa. ¿A casa?
Con una prosa poderosísima y capítulos narrados por distintos
personajes en primera persona, te cuenta la historia de una familia de Misisipi
forjada a base de lucha y sufrimiento. La muerte lo envuelve todo: el pasado,
el recuerdo, el presente, la vida, el futuro, la lucha. Cada uno lo digiere a
su manera. Como puede. Amando, mirando para otro lado, protegiendo a los
indefensos, tratando de olvidar, con drogas, con rezos… Pero, sin saberlo,
todos, vivos y muertos, buscan lo mismo: volver a casa.
Esta historia es de las que te remueven por dentro y te erizan
los pelos de la nuca. He tardado días en dejar de estremecerme. Y estoy segura
de que Jojo se quedará a mi lado
durante mucho tiempo.
Simplemente maravillosa.
SLHLT
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