viernes, 23 de agosto de 2019

Mónechka

<<Cuando no había cerca hombres o voces de hombres u olor a hombre, se sentaba indolente y, con las rodillas relajadas se hurgaba las uñas.
Se llamaba Raimonda Rybnaia, pero lo habitual era llamarla Monka, Mónechka. El apellido lo había recibido de su marido, el nombre se lo debía a su madre y tía mía: Guertruda Borisovna Fáikina>>.
En estas pocas líneas, Marina Palei nos adelanta las claves de esta historia.
A través de los ojos de su prima, diez años menor, conocemos a Mónechka. Una mujer libre de maldad, que busca una y otra vez la atención y el amor de un hombre. Es su leitmotiv. Con naturalidad, sin estridencia, sin importarle lo que opinen los demás, Mónechka busca revivir, como si de una heroinómana se tratara, la maravillosa sensación de estar enamorada.
En cada relación, en cada matrimonio, en cada conquista, en cada carta de amor, es ella la protagonista. Busca alguien a quien amar. Para sentirse viva. Ellos casi nunca están a la altura y se llevan más de lo que dan. Pero Mónechka nunca se cansa, su piel no se curte, no desconfía, no desiste, no se frustra. No aprende. Casi parece que su alma pudiera repeler la dureza y la maldad del mundo. Un ser puro, que solo vive para poder amar a un hombre.

Me ha gustado muchísimo esta historia.
Marina Palei, con un estilo propio, a veces áspero, y lleno de referencias a la cultura y la sociedad rusas del siglo XX, hace que te enamores de un personaje que comienzas aborreciendo. El cariño que la narradora tiene por Mónechka acaba siendo el tuyo, porque la ves a través de sus ojos, y a pesar de los errores, del comportamiento infantil y egoísta, del actuar sin medir las consecuencias y de todo lo demás, la perdonas y la miras con un filtro de ternura.
Ha sido todo un descubrimiento.
¡Os va a encantar!
SLHLT

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