martes, 18 de enero de 2022

Tres pisos

Un edificio. Tres pisos. Tres puertas. Tres historias. 

Primer piso. En él vive Arnon con su mujer y sus hijas. Arnon le cuenta a un amigo escritor que suelen dejar a su hija mayor al cuidado de sus vecinos, una pareja de ancianos que tienen a sus nietos lejos y que disfrutan en compañía de la niña. A ellos les viene de perlas, pues las canguros son carísimas, pero Arnon empieza a percibir (¿o a imaginar?) cosas que no le gustan demasiado. 

Segundo piso. Es la casa de Hani y Asaf. Él siempre está trabajando. Hani está cansada de tener que cargar siempre con todo y decide desahogarse escribiéndole una carta a Neta, su amiga de la infancia, a la que hace mucho tiempo que no ve. Las rutinas llevan a los recuerdos, y la melancolía y la soledad, a las confesiones. 

Tercer piso. Débora, una jueza retirada, vive en él. Hace poco que enviudó. Un día encuentra un antiguo contestador en el que permanece grabada la voz de su marido. Y, como si de una última conversación se tratase, comienza a dejarle mensajes recordando su vida juntos. Y, también, su nueva vida. 

Una misma soledad en tres historias guardadas tras tres puertas diferentes. 

En Eshkol Nevo he encontrado una voz distinta, desasosegante por momentos, pero rica en matices, que me ha gustado.

SLHLT 

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