lunes, 13 de enero de 2025

Oso

Aunque llevaba años en mi estantería, nunca era el elegido, pero, gracias al club de lectura “Una habitación propia”, que lo propuso en su ciclo “Animalario”, le llegó su turno y yo no puedo estar más contenta.

Lou, una bibliotecaria solitaria, es enviada a una remota isla canadiense para catalogar la biblioteca de una vieja casa. Hasta ahí, todo bien. Pero en la isla también vive un oso, del que nadie le había hablado y con el que no sabe muy bien qué hacer.

Lo que empieza como una convivencia extraña se transforma en una exploración. Y en esa exploración, Lou se despoja de todo lo que la ciudad, el trabajo, la cultura, los cánones sociales y el patriarcado le han impuesto. Se convierte en otra. O quizás, por primera vez, en sí misma.

Oso no es una novela obscena, como se la ha tildado muchas veces. Es una novela cargada de simbolismo. Cada gesto, cada paisaje y cada silencio tienen peso. La isla no es solo un espacio físico: es un estado mental. Y el oso, más que un animal, es una presencia que encarna lo salvaje, lo maternal, lo erótico y la existencia de otras realidades.

Esta novela fue publicada en 1976 y su autora me genera una admiración inmensa: por el momento, por la valentía, por atreverse a mirar de cerca el mundo que nos rodea y enfrentarse a lo que nos hace vulnerables, para conseguir hacernos más libres. Y todo ello con una prosa contenida, que contrasta con la intensidad emocional de la obra y la incomodidad que provoca. Sin juicios. Sin explicaciones. Sin moralejas.

¿Es una fábula feminista? ¿Una metáfora de la liberación? ¿Una provocación literaria? Tal vez todo eso y más. Yo no sabría catalogarlo, pero lo que os aseguro es que no os va a dejar indiferentes.

I choose the bear too.

SLHLT

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