Nosotros en primera fila. Sobre el escenario dos butacas, una mesa y dos botellas de agua. Mucha gente detrás, aunque la sala no está ni a medio llenar. Quizás seamos doscientos, no lo sé. Lo importante está delante.
Un hombre de gafas y barba sale a presentarla, hace un resumen de una vida llena de trabajo y nos enseña su nuevo libro: "La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres". ¡Lo mucho que se puede decir con unas pocas palabras!
Por fin ella entra en escena: alta y elegante, saluda, sonríe y se dirige a su butaca tranquila, con la seguridad que da saber uno lo que se hace.
Yolanda Morató nos explica que Siri Hustvedt le ha pedido que no le haga una entrevista, sino que sea una charla. Hablarán en inglés.
¡Y ahí empezó Siri a volvernos locos!

La mirábamos embelesados, con esa sonrisa tonta que se te pone en la cara cuando estás enamorado, y seguíamos el movimiento de unos dedos larguísimos mientras hablaba y se reía con esa seguridad de quien se encuentra cómodo en su pellejo.
Yo la escuchaba y pensaba "¡Quiero ser como Siri!" Quiero saber muchas cosas, quiero abrir mi mente, quiero ser capaz de inspirar a quien me escuche, quiero ser mejor cada día... Y al terminar la conferencia lo puse en palabras y al decirlas en voz alta me di cuenta de que quizás ya era tarde para mí, que casi siempre pierdo los trenes y tengo que recorrer el doble de camino para llegar a mi destino... Y me puse triste.
Pero alguien dijo a mi lado "¡Calla, ho! ¡Nunca es tarde! La vida es corta, pero ancha." Y después de un mes, aún pienso en ello. Y puede que ya no haya tiempo para muchas cosas, pero seguro que habrá espacio.
¡Seguro!
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Yo llevaba en mi mano el único libro suyo que tengo.
Cuando por fin llegó mi turno, le conté que era profesora de Tecnología y que mientras la escuchaba hablar, había pensado en muchos de los alumnos a los que he dado clase a lo largo de los años. Y que me habría encantado que hubieran estado allí conmigo escuchándola, para que se dieran cuenta de que las metas se pueden alcanzar.
Ella me dio la mano y me pidió que os dijera que no os rindáis, que luchéis, y que nunca os avergoncéis de quienes sois, ni lamentéis el haber luchado para conseguir lo que queréis.
Y después escribió en mi libro:
"Upwards and onwards!"
Creo que la dedicatoria es para todos. Por eso la comparto aquí con vosotros, por si algún día lo leéis.
Después pensé... ¿Cuántos veces habré escrito yo en vuestros cuadernos "Ánimo y adelante"?
Quizás Siri pensó que yo también necesitaba un empujoncito...
SLHLT