lunes, 30 de noviembre de 2020

Cómo maté a mi padre

<< Me han disparado muchas veces, pero nunca me muero. Me despierto cada vez que la bala va a impactarme. Me pregunto qué pasará el día que no me despierte. Tal vez muera de verdad. Tal vez no. Las cosas no pueden saberse por adelantado. Yo, por ejemplo, no sabía que iban a matar a mi padre. Ningún niño cree que algo así pueda pasar. Pero pasa. Todavía me cuesta creer que apenas treinta y cinco gramos de acero y un gramo de pólvora hayan podido acabar con una familia. Doy fe de ello. Acabaron con la mía. >>

Cuando matan a su padre Sara tiene once años. Y una madre, los trillizos, una casa y una infancia feliz.

Este libro es su historia. La historia de sus vidas. De cómo cada uno de ellos trató de recomponer los cristales rotos de su alma para seguir adelante. Algunos no lo consiguieron. Otros siguen intentándolo.

 Ahora, muchos años después y con este libro como arma, es Sara la que decide matar a su padre. Para que viva en él y eliminar, de una vez por todas, su ausencia.

<< Te mato con palabras porque son la única arma que poseo. Te mato porque estoy cansada de intentar mantenerte vivo en mi cabeza. Te mato para que puedas vivir en este libro. Tu ausencia es como un hueco que nunca se llena, un hueco vacío que no quiero seguir mirando porque es algo que he hecho hasta cansarme. Es hora de mirar hacia otra parte. No pongas a prueba mi puntería, no permitas que este sea otro intento fallido, necesito que te mueras de nuevo. Y asegúrate de que esta vez sea para siempre. >>

 

Al leerlo, la emoción te recorre la espina dorsal y te anuda la garganta, pero no puedes dejar de pasar sus páginas. Y a pesar del dolor, es un libro tierno, conmovedor y, por momentos, hasta divertido.

¡Cuánta vida en tan pocas páginas!

SLHLT 

No hay comentarios:

Publicar un comentario