<< Esta es la historia de una mujer sensata que cuando se dio cuenta de que todo lo que le habían contado era mentira, fue al juzgado, denunció los hechos y lo puso todo patas arriba >>.
Pero lo que recuerdo aún con más claridad es el trato que le dio el fiscal en el juicio posterior. Ese desprecio, esa reprimenda, ese “quién se cree esta que es”, ese “le voy a enseñar yo cuál es su sitio”. Ese trato que casi todas las mujeres, por desgracia reconocemos, pues lo hemos oído, en mayor o menor grado, en boca de nuestros padres, hermanos, profesores, novios, maridos, jefes e incluso de desconocidos en redes sociales... Tan evidente fue el mal trato, que lo inhabilitaron.
Quien se enfrenta al sistema y le gana, también pierde, porque sus raíces son profundas y sus ramas lo estrangulan todo, como la hiedra, y porque nadie cede nunca pacífica y gratuitamente sus privilegios. Por ello, aunque ganó, Nevenka también perdió: nadie le quiso dar trabajo en España y, la víctima de todo esto, tuvo que acabar marchándose al extranjero para poder llevar una vida normal, mientras el acosador y sus secuaces, no se movieron de su pueblo y pocos años después volvieron a presentarse a las elecciones.
Pero su sacrificio no fue en vano. Nevenka abrió un camino. Sembró una semilla. Muchas otras denunciaron después. Algunos más fueron condenados y muchos otros cesaron su acoso por miedo a las consecuencias. Pero este país no suele tratar bien a sus héroes. Y ella lo fue. ¡Vaya si lo fue!
Este libro
es el relato de la investigación periodística que Juan José Millás
realizó sobre el caso, y de las reuniones y entrevistas que mantuvo con Nevenka
y su familia entre los años 2001 y 2003. Yo no sabía de su existencia, pero mi
hermana me habló de él y, como Millás es un acierto seguro, me lo leí en un día
con el corazón encogido y la rabia a flor de piel.
Os recomiendo su lectura y la posterior reflexión pues, aunque han pasado veinte años y casi todo ha mejorado, todavía queda mucho por hacer.
SLHLT
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