miércoles, 21 de abril de 2021

Una sala llena de corazones rotos

Micah Mortimer tiene cuarenta y pocos años, lleva el mantenimiento del edificio en cuyo sótano vive y tiene una empresa, de la que es el único empleado, que se llama TECNOERMITAÑO y que se encarga de solucionar todos los problemas informáticos y tecnológicos que sus clientes le quieran plantear.

Algo que también define a Micah es que es un “hombre de costumbres”: cada mañana sale a correr a la misma hora, tiene un sitio para cada cosa y una tarea para cada día. Además, es el menor de un montón de hermanas, todas camareras, y fue el primero de su familia en ir a la universidad… Aunque aquello no fuera lo que él esperaba.

Cass, su pareja (Micah se niega a llamar novia a alguien después de los treinta) es maestra y llevan algo más de tres años juntos.

Esta vida plácida y monótona dará un vuelco de repente. Los detonantes: Bigotes, el gato de Cass, y Brink, el hijo de Lorna, una antigua novia de la universidad.

 

Esta es una de esas historias amables que tanto bien nos hace leer de vez en cuando, para reconciliarnos con el ser humano y dibujarnos una sonrisa en la boca. Un libro que te invita a reflexionar qué es lo que quieres en la vida y a valorarlo y cuidarlo si es que ya lo has conseguido.

Y si esto no os parece motivo suficiente para leerlo, os diré que está plagado de fantásticos personajes secundarios: adorables vecinos, clientes singulares y divertidas y caóticas hermanas.

SLHLT

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