sábado, 20 de enero de 2024

Tenemos que hablar de Kevin

Aunque esta es una historia bien conocida por todos (e incluso han hecho una película), lleva años cogiendo polvo en mi estantería. Sabía que quería leerla, pero tenía miedo al efecto que produciría en mí e iba retrasando su elección.

¡Ha llegado su momento!

Os mentiría si dijera que no me ha sobrecogido, pero también he de reconocer que me ha enganchado (me han dado las tantas leyendo), me ha gustado mucho y sus más de 600 páginas no se me han hecho largas en absoluto. Es posible que penséis que es por el morbo que provocan los asesinatos y más cuando son perpetrados por adolescentes (yo también lo pensé), pero es por algo más, es por los interrogantes que plantea: ¿es la maldad innata o adquirida? ¿Puede el cariño y la educación modificar la naturaleza de alguien vil? ¿Es una aberración no querer a tu propio hijo? ¿Quién es más culpable, el que evidencia la realidad o el que se niega a reconocerla?…

Os aseguro que no os dejará indiferentes.


Kevin es el hijo de Eva y de Franklin y ha hecho algo terrible.

Aunque ya no están juntos, Eva le escribe cartas a Franklin. Es su manera de seguir en contacto, de compartir el dolor, de ordenar sus recuerdos, de intentar entender lo que sucedió y de averiguar si podían haberlo evitado.

En estas cartas nos vamos enterando de su historia: cómo eran antes de Kevin y cómo su llegada les cambió la vida.

Tras un parto difícil, Eva no siente lo que le dicen que debería sentir y se preocupa. No quiere ser una mala madre, pero hay algo en ese niño que no le inspira los sentimientos que debería. Podría ser una depresión postparto, pero con el paso del tiempo la cosa no mejora. Algo pasa con Kevin: no tiene empatía, es sibilino, cruel y manipulador. Pero Franklin no lo ve. No lo quiere ver. Y es ella la que, a sus ojos, es una egoísta y una loca…

No os digo más. Leedlo y me contáis.

SLHLT