¡Qué
difícil es liberarse del yugo! Una vez que te lo quitas, sigues notando su peso
durante años. Y cuando ya no pesa, la marca permanece sobre tu cuello. Una
marca que, sin querer, dibujamos en la mente de nuestros hijos. Sobre todo, de
nuestras hijas.
<< Mi madre, de algún modo intuitivo, sabe que la pobreza no solo tiene que ver con el dinero y que el trabajo duro es el único y el gran patrimonio de los pobres >>.
Escrito de forma sencilla, pero con precisión quirúrgica, Bibiana Collado Cabrera ha escrito una novela de clase. Donde el miedo se transmite de madres a hijas y el destino parece inevitable. Donde cambian las herramientas, pero no disminuye el esfuerzo. Donde el miedo a perder el empleo trenza el cordón umbilical que mantiene unidas a todas las generaciones que no conocieron otra cosa que no fuese trabajar. Donde la culpa y la vergüenza de sentirse diferente, de sentirse menos, de sentirse que ocupas un lugar que no te corresponde, marca tus relaciones y permites que otros, mucho más mediocres, se aprovechen de ti y de tus debilidades.
Pocas veces he sentido una historia tan de mi propia piel.
Me ha encantado.
SLHLT
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