En La
red de protección, Camilleri nos lleva a una Vigàta transformada en
set de rodaje. El caos de la producción cinematográfica se mezcla con un
tiroteo en un instituto, y Montalbano se ve obligado a investigar no solo el
incidente, sino también el mundo de los adolescentes y las redes sociales. Es
un caso extraño, sin crimen aparente, pero lleno de preguntas sobre la
intimidad, la vigilancia y los secretos que se esconden tras las pantallas.
En esta entrega de la saga, como en todos los “Montalbanos”, encontramos exactamente lo que andábamos buscando: personajes peculiares y encantadores, escenas costumbristas, sátira, mala leche, humor, crítica social y amor por la justicia y la verdad. ¡Una lectura refugio!
Cada vez que empiezo uno, lo hago con una mezcla de emoción y melancolía. Sé que me espera Vigàta, con sus calles soleadas, sus platos de pasta, Catarella, Fazio, Mimì Augello, Ingrid y el gran Montalbano, que ya es como de la familia. Pero también sé que me quedan pocos, y por eso los dosifico, para que duren, como se paladea la última onza de chocolate.
SLHLT
No hay comentarios:
Publicar un comentario