lunes, 9 de junio de 2025

Emprendadas

 << Margalida ya se ha muerto. Por fin. Ya puedes escribir la historia de la joya. Habla de Mateu y de Joan, de Miquel y del hijo que no tuvo; de cuando bajamos a Vila a donar las prendas y de aquel tontorrón de Ramos. Bueno, todo, todo, no hace falta que lo expliques; solo lo justo para que quede claro en el pueblo lo que nos pasó en aquellos años de miseria. No lo cuentes todo, porque si alguien se acerca a mi casa y me pregunta por joyas, cruces, anillos o prendas, les diré que tú tienes mucha imaginación.

Ay, que no te he dicho ni hola. ¿Cómo estás? ¿Y la niña, está bien? Ya me llamarás>>.

Eulària me dejó este mensaje en el contestador a finales de marzo, cuando llevábamos casi un año sin vernos. Le di mil vueltas y, al final, decidí que prefería que me acusase de tener mucha imaginación a dejar por explicar alguno de los hechos. Así, con lo que me relataron y con lo que leí y viví, pude componer la historia de la majora, que se ha convertido en parte de mi historia.

 

Las emprendadas son las joyas tradicionales que llevaban las mujeres ibicencas, piezas de oro, plata y coral que se heredaban de generación en generación. Con ellas como pretexto, Oti Corona Bonet construye una novela que es mucho más que una investigación histórica: es un relato coral, íntimo y político, donde varias mujeres se dan voz unas a otras para contar lo que nunca se dijo.

A través de su trabajo de investigación, Virginia (una mujer joven, decepcionada y desencantada con el tipo de vida que ha elegido) conoce a Eulària, una payesa bastante mayor, que le abre las puertas a un pasado silenciado: el saqueo franquista de las joyas, las historias de mujeres que sobrevivieron a la guerra y a los abusos, y una red de sororidad que atraviesa generaciones.

Lo que empieza como un mero trámite académico se convierte en un viaje personal que la transforma por completo. Virginia empieza a ver con otros ojos su presente y su futuro, y se atreverá, por fin, a tomar las riendas de su vida.

En esta historia hay memoria, hay denuncia y hay ternura. Pero sobre todo hay emoción. O al menos eso es lo que yo sentí.

Y también hay un final que no se olvida.

Descubrí a Oti Corona hace ya unos cuantos años Twitter (@LaCrono_) y me gustó su contenido porque es una mujer cargada de anécdotas, brillante con las palabras, crítica con lo que hay que serlo, tremendamente divertida y que invitaba a los “abusones” (por no llamarlos de otra manera) que abundan en las redes a comprar su libro en el aeropuerto de Ibiza. Solo era cuestión de tiempo que esta historia terminara entre mis manos y ha sido todo un acierto.

Me ha encantado.

Maravillosa.

SLHLT

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