Ay, que
no te he dicho ni hola. ¿Cómo estás? ¿Y la niña, está bien? Ya me
llamarás>>.
Eulària me dejó este mensaje en el contestador a finales de marzo, cuando llevábamos casi un año sin vernos. Le di mil vueltas y, al final, decidí que prefería que me acusase de tener mucha imaginación a dejar por explicar alguno de los hechos. Así, con lo que me relataron y con lo que leí y viví, pude componer la historia de la majora, que se ha convertido en parte de mi historia.
A través de su trabajo de investigación, Virginia (una mujer joven, decepcionada y desencantada con el tipo de vida que ha elegido) conoce a Eulària, una payesa bastante mayor, que le abre las puertas a un pasado silenciado: el saqueo franquista de las joyas, las historias de mujeres que sobrevivieron a la guerra y a los abusos, y una red de sororidad que atraviesa generaciones.
Lo que empieza como un mero trámite académico se convierte en un viaje personal que la transforma por completo. Virginia empieza a ver con otros ojos su presente y su futuro, y se atreverá, por fin, a tomar las riendas de su vida.
En esta historia hay memoria, hay denuncia y hay ternura. Pero sobre todo hay emoción. O al menos eso es lo que yo sentí.
Y también hay un final que no se olvida.
Descubrí a Oti Corona hace ya unos cuantos años Twitter (@LaCrono_) y me gustó su contenido porque es una mujer cargada de anécdotas, brillante con las palabras, crítica con lo que hay que serlo, tremendamente divertida y que invitaba a los “abusones” (por no llamarlos de otra manera) que abundan en las redes a comprar su libro en el aeropuerto de Ibiza. Solo era cuestión de tiempo que esta historia terminara entre mis manos y ha sido todo un acierto.
Me ha encantado.
Maravillosa.
SLHLT
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