martes, 30 de septiembre de 2025

El año de gracia

El año de gracia, es una distopía juvenil con un potente mensaje feminista.

En el condado de Garner, todas las chicas son enviadas al bosque al cumplir 16 años para vivir su “año de gracia”, un periodo de aislamiento en el que deben purgar una supuesta magia que las hace peligrosas para los hombres. Pero lo que realmente se purga es su libertad, su voz y su deseo.

Tierney, la protagonista, no encaja en el molde. No quiere competir ni agradar, y eso la convierte en blanco para las demás, pero también en una líder. Durante ese año, la lucha no es solo contra el hambre, el frío o los cazadores, sino contra el sistema que las ha enseñado a desconfiar unas de otras.

Al volver, si es que vuelven, y aunque vuelvan destrozadas, deben fingir que no ha pasado nada y que están listas para ser esposas sumisas.

Pero Tierney se resiste. En sus sueños tiene visiones que la conectan con algo más profundo, más antiguo y verdadero, que la hace dudar de todo lo que creía saber.

Y se resiste. 

Y lucha.

Y esa resistencia es el corazón de la novela.

La autora construye una historia dura, pero accesible, ideal para lectoras jóvenes (y no tan jóvenes) porque entre sus páginas hay crítica, tensión, sororidad y una protagonista que se equivoca, que aprende y que lucha.

Es una lectura que deja huella y que invita a hablar, a pensar… ¡Y a rebelarse!

SLHLT

martes, 23 de septiembre de 2025

El dique

El dique, segundo volumen de la saga Blackwater, nos devuelve a Perdido.

Tras la riada, llega la reconstrucción, y con ella, la decisión de levantar un dique para tratar de controlar las aguas. Pero en Perdido nada es tan simple. Elinor, ya casada con Oscar, se opone al proyecto con una frase que hiela la sangre: “Cuando muera, haya o no un dique, esta ciudad será borrada de la faz de la tierra”.

La guerra fría entre Elinor y Mary Love, su suegra y matriarca de los Caskey, se intensifica. Y mientras Sister empieza a rebelarse, nuevos personajes entran en escena para agitar aún más las aguas.

Como en el anterior libro, el ritmo es ágil, la atmósfera densa, y el río sigue siendo un personaje más, oscuro y latente. Lo sobrenatural se insinúa, pero el autor se centra en el drama familiar, en las alianzas, los sacrificios y las amenazas que se cuecen en silencio.

El final, como en el primer libro, es un golpe seco, inesperado y salvaje. Eso sí, te deja con ganas de saber más.

SLHLT

martes, 16 de septiembre de 2025

La invitada

Esta historia me ha encogido el corazón.

Alex, su protagonista, tiene 22 años y una belleza que el sistema le exige explotar. Tras ser expulsada de la casa de su amante en Long Island, y con la amenaza de un pasado que la persigue, se queda vagando por una zona que no le pertenece, aferrándose a fiestas ajenas, piscinas ajenas, vidas ajenas. No tiene plan, ni red, ni hogar. Solo la intuición de cómo moverse sin ser expulsada del todo.

Durante cinco días, sobrevive como puede: mintiendo, robando, fingiendo. Y lo hace con una mezcla de fragilidad y estrategia que provoca un desasosiego profundo. 

Me da pena Alex. Y me angustia su situación. Puedo sentir su dolor, su desarraigo, su soledad. Está condenada a comportarse como un accesorio, porque eso es lo que los demás esperan de ella. Pero se autoengaña, se cuenta que está bien, que todo está bajo control. Porque necesita seguir viviendo. Porque necesita sobrevivir. Y no sabe hacerlo de otra manera.

Emma Cline escribe de manera hipnótica, convirtiendo cada escena en una amenaza latente. No hay grandes giros, pero sí una tensión constante, como si el mundo estuviera a punto de cerrarse sobre Alex. Y tú, como lectora, no puedes dejar de mirar.

El final, ambiguo y extraño, puede incomodar a quienes buscan certezas. A mí me encanta. Me hace dudar, me obliga a releer, me deja pensando. Y me doy cuenta de que la autora ha jugado conmigo, con mis expectativas, con mi necesidad de cierre y la eterna búsqueda de finales felices. Sea lo que sea eso.

Os vais a reír de mí, pero mientras lo leía no dejaban de resonar en mi cabeza, una y otra vez, las palabras de la fantástica Henar Álvarez: “Mi ciela: ante la duda, tú la sugar”.

SLHT

martes, 9 de septiembre de 2025

La riada

<< La mañana del domingo de Pascua de 1919, el pueblo de Perdido, en Alabama, amaneció con un cielo despejado, de un rosa pálido y translúcido que no se reflejaba en las aguas negras que desde hacía una semana anegaban por completo el pueblo. El sol, inmenso y anaranjado, apenas asomaba por encima del pinar que había más allá de lo que en su día había sido Baptist Bottom, el barrio más bajo de Perdido. Aquel lugar, donde los negros emancipados se habían instalado hacinados en 1865, y donde seguían haciéndolo sus hijos y nietos, era ahora poco más que un amasijo de tablones, ramas de árboles y animales muertos e hinchados. Del centro de Perdido no se distinguían más que el ayuntamiento, su torre cuadrangular con un reloj en cada una de las cuatro caras, y el primer piso del Hotel Osceola. Ya solo se podía recordar el cauce que los ríos Perdido y Blackwater habían seguido hasta la semana anterior. Los mil doscientos habitantes de Perdido se habían refugiado en puntos más elevado, y entretanto el pueblo se pudría bajo una inmensa capa de agua negra y hedionda que apenas había empezado a retroceder. Los frontones y los aguilones y las chimeneas de las casas que no habían acabado destruidas y arrastradas por la riada sobresalían de la superficie negra y brillante del agua estancada, como señales de auxilio hechas de piedra, ladrillo y madera. Pero nadie respondía a su llamada silenciosa, y los maderos flotantes, los detritos no identificables y los restos de ropa y muebles chocaban entre sí y se amontonaban, formando nidos pestilentes alrededor de aquellos dedos asomados. >>

El río se desborda y, además de barro y escombros, trae a Perdido a Elinor Dammert, una mujer silenciosa, elegante y enigmática.

Para la familia Caskey, que reina en Perdido desde hace generaciones, gracias a la riqueza y la posición que le proporciona su próspero aserradero, la llegada de Elinor desata una tensión que no se puede achacar solo a la riada. La joven se integra rápidamente en la vida del pueblo, se gana la confianza de Óscar y se convierte en una figura clave en la dinámica familiar, pero su presencia despierta recelos en Mary Love, la matriarca, que intuye que esa mujer oculta algo más que buenos modales.

Bajo la superficie de esta historia de ambiciones, herencias y rivalidades, se esconde una corriente oscura, a medio camino entre los sobrenatural y lo cotidiano, que se filtra entre las grietas de las relaciones familiares de los Caskey.

McDowell construye una atmósfera espesa y envolvente, donde el agua es símbolo de cambio, amenaza y renacimiento, que os atrapará.

Aunque en este primer volumen la acción se dosifica, el final deja la puerta abierta a seguir leyendo. ¡No lo podréis evitar! Así que, mejor haceos con la colección completa antes de empezar a leerlo.

SLHLT 

martes, 2 de septiembre de 2025

La postal

<< Mi madre se encendió el primer cigarrillo del día, su preferido, el que te quema los pulmones nada más despertarte. Luego salió de su casa para admirar la blancura que recubría todo el barrio. Durante esa noche habían caído al menos diez centímetros de nieve.

     Se quedó un buen rato fumando fuera, a pesar del frío, para disfrutar de la atmósfera irreal que flotaba en su jardín. Le pareció hermosa toda esa nada, esas líneas y esos colores borrados.

     De repente oyó un ruido amortiguado por la nieve. El cartero acababa de dejar el correo en el suelo, al pie del buzón. Mi madre acudió a recogerlo, poniendo mucho cuidado al pisar para no resbalar.

     Con el cigarrillo entre los labios, cuyo humo se volvía más denso en el aire helado, volvió rápidamente a casa a calentarse los dedos entumecidos por el frío.

     Lanzó una rápida ojeada a los distintos sobres. Estaban las tradicionales tarjetas navideñas, la mayoría, de sus estudiantes de la facultad, una factura de gas y algún que otro folleto publicitario. También había cartas para mi padre; los compañeros del CNRS y sus doctorandos le deseaban un feliz año.

     Entre aquella correspondencia, de lo más común dado que estábamos a comienzos de enero, había una sorpresa. La postal. Ahí estaba, con los demás sobres, como si nada, como su se hubiera escondido para pasar inadvertida.

     Lo que intrigó de inmediato a mi madre fue la letra: extraña, torpe, una caligrafía que nunca había vista. Luego leyó los cuatro nombres escritos uno debajo de otro, en forma de lista.

     Ephraïm.

     Emma.

     Noémie.

     Jacques.

     Aquellos cuatro nombres eran los de sus abuelos maternos, su tía y su tío. Los cuatro habían sido deportados antes de que ella naciera. Murieron en Auschwitz en 1942. Y resurgían en nuestro buzón sesenta y un años después. Ese lunes 6 de enero de 2003.

     -¿Quién ha podido enviarme este horror? -Se preguntó Léila.

     A mi madre le entró mucho miedo, como si alguien estuviera amenazándola, agazapado entre las tinieblas de un pasado remoto. Le temblaban las manos.

     -¡Mira, Pierre, mira lo que me he encontrado en el correo!

     Mi padre cogió la tarjeta, se la aproximó a la cara para observarla de cerca, pero no llevaba ni firma ni explicación alguna.

     Nada. Solo esos nombres. >>.

Todo empieza con una imagen: la Ópera Garnier en una postal sin firma. En el reverso, cuatro nombres. Cuatro ausencias. Cuatro heridas abiertas. Anne Berest recibe ese mensaje envenenado y decide investigar. Lo que sigue es una novela que se lee como un thriller, pero que duele como una memoria familiar.

Con ayuda de su madre, un detective y un grafólogo, reconstruye el periplo de los Rabinovitch, su familia, desde Rusia hasta Auschwitz, pasando por Letonia, Palestina y París.

El capítulo dedicado a la detención de sus parientes es devastador, pero está contado con una contención que estremece. El tono de thriller no frivoliza, al contrario: da ritmo, tensión y urgencia a una historia que no puede esperar más para ser contada.

Me ha gustado muchísimo.

Me ha conmovido. Me ha hecho pensar en cómo el pasado se filtra en el presente, en cómo una postal puede ser una bomba de relojería. Y en cómo escribir puede ser también una forma de resistir.

SLHLT