<< Siempre
he sabido que algo no funcionaba bien dentro de mi cabeza. A los seis o siete
años, todos los días, antes de dormir, le pedía a mi madre que escondiera un pequeño
adorno que había en casa, un horroroso calderito de cobre, el típico objeto de
tienda de suvenires baratos o quizá incluso el regalo de un restaurante. Y se
lo pedía no porque me incomodara la fealdad del cacharro, lo cual hubiera
resultado un poco extraño, pero en cierto modo distinguido, sino porque había
leído en alguna parte que el cobre era venenoso, y temía levantarme sonámbula
en mitad de la noche y ponerme a darle lametazos al caldero. No sé bien cómo se
me pudo ocurrir semejante idea (con el agravante de que jamás he sido
sonámbula), pero ya entonces hasta a mí me parecía un poco rara. Lo cual no
evitó que pudiera visualizarme con toda claridad chupando el metal y que,
aterrada, durante cierto tiempo le pidiera a mi madre que porfavorporfavor no
dejara de esconder el objeto en algún lugar recóndito, a ser posible un sitio
distinto cada vez, para que me fuera imposible encontrarlo >>.
Rosa Montero es una escritora todoterreno, de las pocas que se puede permitir cambiar de estilo literario de un libro al siguiente y llegar al lector con todos ellos: distopía, narrativa, biografía, ensayo, crónica periodística… En esta ocasión, con un enorme trabajo de indagación y documentación detrás, y tratándose a sí misma como un sujeto de investigación más, nos acerca a los trastornos de conducta, manías, singularidades y enfermedades mentales de novelistas y escritores de reconocido prestigio a lo largo de la historia: Zweig, Doris Lessing, Virginia Woolf, Sylvia Plath, Bukowski, Emily Dickinson y Scott Fitzgerald, entre otros.
¿Están ligadas la creatividad y la locura? ¿Existe eso que llamamos “normalidad”? ¿Es necesario sufrir y sentirse desgraciado para llegar a la excelencia literaria?
El estilo Montero está muy presente en toda la obra y, además de ejercer de narradora y maestra de ceremonias a través de sus páginas, se permite llevar a cabo un pequeño juego cómplice con el lector.
Si buscáis una lectura interesante, amena y entretenida esta es la adecuada. Aviso: el capítulo sobre Sylvia Plath os dejará sin aliento.
SLHLT
Lo he devorado, e menos de un día. ¡Trabajazo el de Montero!
ResponderEliminarFantástica, como siempre.
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