jueves, 28 de diciembre de 2017

Me declaro culpable


- ¿Cómo se declara la acusada?

- Culpable, señoría. Me declaro culpable.

- ¿Quiere la acusada confesar su crimen?

- Sí, señoría. Espero que alivie mi conciencia.

- Prosiga.

- He de reconocer que ya había sucedido antes, señoría. No es la primera vez que abandono un libro sin terminar de leerlo... Pero este año había hecho propósito de enmienda. Trataría de elegirlos con cuidado, incluso asegurándome de que vinieran recomendados por lectores fiables y de confianza contrastada. Y si aún así alguno de ellos se resistía a "engancharme", les daría una segunda oportunidad. 

No sé qué ha podido pasar...

- Tenemos su confesión y no hay ninguna duda de su culpabilidad. ¿Quiere la acusada añadir algo más antes de que dicte sentencia?

- Sí, señoría. En mi defensa he de decir que tanto Mac y su contratiempo como Una vida mejor me resultaron tremendamente aburridos. Y no me sentí mal abandonándolos sin llegar ni a las 50 páginas. ¡La vida es muy corta para leer libros aburridos!

- Recuerde que quien ha de juzgarla soy yo.

- Disculpe, señoría. Un caso distinto fue el de La novia ladrona. Margaret Atwood es una gran escritora y lo que había leído de ella hasta el momento me había encantado. Además venía avalado por una lectora de pata negra... Pero no pude con él. En este caso lo intenté hasta en tres ocasiones y superé las 300 páginas, pero algo fallaba, y lo dejé. Con Querido Miguel me siento también en falta, pues creo que llegó a mi vida en un momento en el que mi capacidad de concentración era tan escasa que me sentía incapaz de meterme en la historia. Creo que le daré otra oportunidad más adelante, señoría. Y no tengo más que añadir.

- El juicio queda visto para sentencia.

SLHLT

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