Un día cualquiera, podría haber sido hoy mismo, entras en un
bazar o en un centro comercial y te pones a mirar todos los kentukis que tienen expuestos. ¡¡Son
monísimos!! No sabes por cuál decidirte: una conejita, un topo, un cuervo, un
osito… ¿quizás un dragón?
Aunque no son baratos te decides por uno y te lo llevas a casa. Ahora
toca ponerlo a funcionar: lo colocas en su base de carga y esperas a que la
conexión tenga lugar.
Tras varias horas de espera tu kentuki abre los ojos, se baja del cargador y comienza a seguirte a
donde quiera que vayas. No puede hablar, aunque sí mover los ojitos y la cabeza
en todas direcciones y emitir pequeños ruiditos metálicos. ¡Ya eres un “amo de kentuki”!
Pero en la otra punta del mundo, o tal vez en la puerta de al lado,
alguien que compró un código de conexión está viendo tu cara y tu casa a través
de las cámaras que el kentuki tiene
por ojos. Acaba de crearse un vínculo de manera aleatoria y ese enlace solo se romperá
si la batería se agota, si el kentuki
se rompe o si decide finalizar la conexión de forma unilateral. Una vez
finalizada, no se podrá volver a establecer nunca más.
¿Tú qué elegirías: ser kentuki
o tener un kentuki?
Samanta Schweblin convierte nuestro presente en
una distopía al puro estilo Black Mirror.
A través de distintas historias nos enseña, sin juzgar, el punto
de vista de los kentukis y de los
amos de kentuki. Y os aseguro que no
os dejará indiferentes… ¿Puede una persona ser la mascota de otra? ¿Qué
seríamos capaz de hacer si nos permitiesen observar la vida de otro sin ser condenados?
¿Y si nos obligaran a mirar lo que no queremos? ¿Cómo actuaríamos si lo que vemos
a través de las cámaras es algo inmoral, depravado o ilegal? ¿Serías capaz de
dejar que un desconocido invadiese tu intimidad? ¿Podría un kentuki ayudar a combatir la soledad?
¿Sería posible llegar a enamorarse de la persona que está al otro lado?
¿Dejarías que tus hijos interactuasen con ellos? ¿Querrías conocer a la persona tras el kentuki?
Me ha sorprendido y me ha gustado.
SLHLT
Lo pasé fatal viendo Black Mirror, puede que por eso me gustara tanto.. este libro va a ir directo a mi lista de "pendientes", gracias, tiene unas pintas buenísimas.
ResponderEliminarHola, Gustavo.
EliminarA mí Black Mirror también me hizo sufrir y disfrutar a partes iguales. Me gustan las cosas que me hacen pensar.
Espero que te guste el libro. Te aseguro que indiferente no te va a dejar.
Ya me contarás.
Un abrazo.