miércoles, 9 de enero de 2019

La señora Caliban

Dorothy es una mujer que pasa sus días sin pena ni gloria. Ha sufrido una pérdida irreparable de la que aún no se ha recuperado y que ha acabado prácticamente con su matrimonio. Su marido, Fred casi no está en casa y, cuando lo está, se mantiene distante. Dorothy está segura de que está teniendo otra aventura.
Su única válvula de escape es su amiga Estelle, divorciada, con dos hijos, que bebe demasiado, y con la que charla y se ríe. El resto de su tiempo lo dedica a tareas domésticas, y desde hace un tiempo ha empezado a oír mensajes dirigidos a ella en la radio. ¿Estará perdiendo la cabeza?
Un día escucha que un extraño ser anfibio se ha escapado del Instituto de Investigaciones Oceanográficas tras matar a dos de los científicos que lo estudiaban, y cree que es cosa de su imaginación, hasta que la puerta de su cocina se abre y por ella entra un extraño y apuesto ser de dos metros de alto, fuerte y de color verdoso. En vez de asustarse, le ofrece las verduras que está cortando para la cena de su marido. Está hambriento, cansado y necesita ayuda. Dorothy no le tiene miedo, más bien siente lástima por él y decide darle cobijo y esconderlo de la policía.
Así comienza un descubrimiento mutuo y una hermosa historia de amor. Larry, como se hace llamar, le ayuda con sus tareas domésticas, la escucha, y le pregunta todo lo que no entiende de este mundo de locos. Dorothy redescubrirá su propio universo, su libertad, su fortaleza, su deseo, sus ganas de vivir y una verdad inesperada al atreverse a habitar la piel verdosa de un ser que tiene más de humano que muchos de los seres así catalogados.
La señora Caliban es una mezcla entre “La forma del agua” y “Mujeres desesperadas”, con toques de humor negro y surrealista, giros inesperados en la trama y sin el final que se esperaría si fuese una película. Me ha parecido original, fresca y diferente.
Me ha gustado mucho.
SLHLT

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