Dorothy es una
mujer que pasa sus días sin pena ni gloria. Ha sufrido una pérdida irreparable
de la que aún no se ha recuperado y que ha acabado prácticamente con su
matrimonio. Su marido, Fred casi no
está en casa y, cuando lo está, se mantiene distante. Dorothy está segura de que está teniendo otra aventura.
Su única válvula de escape es su amiga Estelle, divorciada, con dos hijos, que bebe demasiado, y con la
que charla y se ríe. El resto de su tiempo lo dedica a tareas domésticas, y
desde hace un tiempo ha empezado a oír mensajes dirigidos a ella en la radio.
¿Estará perdiendo la cabeza?
Un día escucha que un extraño ser anfibio se ha escapado del Instituto de Investigaciones
Oceanográficas tras matar a dos de los científicos que lo estudiaban, y
cree que es cosa de su imaginación, hasta que la puerta de su cocina se abre y
por ella entra un extraño y apuesto ser de dos metros de alto, fuerte y de color
verdoso. En vez de asustarse, le ofrece las verduras que está cortando para la
cena de su marido. Está hambriento, cansado y necesita ayuda. Dorothy no le tiene miedo, más bien siente
lástima por él y decide darle cobijo y esconderlo de la policía.
Así comienza un descubrimiento mutuo y una hermosa historia de
amor. Larry, como se hace llamar, le
ayuda con sus tareas domésticas, la escucha, y le pregunta todo lo que no
entiende de este mundo de locos. Dorothy
redescubrirá su propio universo, su libertad, su fortaleza, su deseo, sus ganas
de vivir y una verdad inesperada al atreverse a habitar la piel verdosa de un
ser que tiene más de humano que muchos de los seres así catalogados.
La señora Caliban es una mezcla entre “La forma del agua” y “Mujeres desesperadas”, con toques de
humor negro y surrealista, giros inesperados en la trama y sin el final que se
esperaría si fuese una película. Me ha parecido original, fresca y diferente.
Me ha gustado mucho.
SLHLT
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