<< Estoy
en Europa, pero yo no quería venir a Europa. >>
Y el viaje de Ibrahima no tenía otro propósito que encontrar a su miñán.
Amets Arzallus conoció a Ibrahima en la Red de Acogida de Irún, donde era voluntario. Hablaron, colaboraron y trabajaron mano a mano. Allí le contó su historia y, su singular forma de narrar, fue el germen de este libro: Ibrahima pondría la voz y Amets la letra.
Ibrahima es el mayor de cuatro hermanos y ayuda a su padre a vender zapatos. Cuando muere, trabaja muy duro para mantener a la familia y que sus hermanos puedan seguir estudiando. Cuando se entera de que su hermano pequeño deja la escuela y se marcha a Europa en busca de un futuro, decide ir tras él. Y ahí comienza un camino donde la vida humana vale menos que nada: es secuestrado y vendido por las mafias, ha de trabajar como un esclavo, pasa hambre, sed, frío y desea que le llegue la muerte en no pocas ocasiones.
Esta es una historia desgarradora y real, contada con la emoción, la crudeza y la esperanza de alguien que lo ha sufrido todo y aún es capaz de convertirlo en algo hermoso.
A las puertas de nuestro país hay cada día cientos de historias como esta y nos negamos a mirar. Abramos los ojos.
Abramos los brazos.
SLHLT
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