La guerra entre Mary Love y Elinor alcanza cotas insospechadas, y las hijas del matrimonio, Miriam y Frances, encarnan dos formas muy diferentes de crecer bajo la enemistad entre las dos mujeres más importantes de sus vidas.
McDowell acelera el ritmo y nos regala escenas que rozan lo sobrenatural, lo absurdo y lo profundamente humano. Elinor sigue siendo un enigma fascinante, y Óscar… bueno, Óscar sigue siendo Óscar: un adulto con alma de niño, atrapado entre dos mujeres que lo manejan como quieren.
La atmósfera de este capítulo es más oscura que en los anteriores, y el terror psicológico se cuela en cada página. Hay momentos que dan miedo de verdad, de ese que te obliga a cerrar el libro y respirar hondo. Pero también hay ternura, evolución y una narrativa que no suelta.
Sin ninguna duda, el siguiente caerá pronto.
SLHLT

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