Sara Fortes fue una mujer luchadora, íntegra y brillante que
trabajó como jueza de la Audiencia de su ciudad. Hace unas semanas murió
quemada en su propia casa. Una vivienda en la que había toneladas de basura
almacenada. Parece que fue ella misma la que le prendió fuego.
¿Qué es lo que ocurrió? ¿Estaba enferma? Todo apunta a un
deterioro cognitivo: a un síndrome de Diógenes, pero, ¿tan rápido? ¿Cómo es
posible que en solo unos meses acabara viviendo en condiciones miserables, con
una ausencia total de higiene, rodeada de las cosas que recogía de la calle,
alejada de su familia y espantando a los vecinos?
¿Fue un suicidio? Sus hijos se niegan a creerlo, pero tampoco
pueden entender la forma de vivir de Sara en los últimos tiempos, ni que
rechazara su ayuda, ni que fuera capaz de superar el examen del psicólogo que
fue a reconocerla…
No la entendieron. No la escucharon. No la quisieron entender.
Es Malena, su nuera, la que se ocupa de vaciar la casa del
universo de cosas que la habitan. Y mientras lo hace no puede evitar pensar en
Sara, casi una madre para ella, y en los últimos tiempos que compartieron.
Entre cajas de fruta, olores nauseabundos y despojos varios,
Malena encuentra el diario de Sara
escrito en los márgenes de un libro sobre la Revolución francesa. ¡Nada es
casual! La lectura del mismo, junto con los correos electrónicos que le enviaba
su hija desde el lugar del mundo donde se encontrase, y sus propios recuerdos,
irán desenredando esta historia hasta dinamitarla desde los cimientos.
Las casualidades no existen. Algo pasó. Algo que hizo que Sara tuviera
la necesidad de hacerse oír, ver, oler… arder.
Durante una cena familiar, con un invitado casi desconocido, se
desentrañará el misterio. Para alguien no tendrá ninguna importancia, otros los
superarán, pero hay quien quedará marcado para siempre.
Una madre tan punk es una
gran historia narrada con distintas voces, en momentos diferentes y con puntos
de vista muy diversos. El lector también tendrá el suyo. No es una de esas
novelas en las que los que pasamos las páginas ejercemos de meros voyeurs, sino que hemos de entrar,
mirar, oler y completar lo que no se ha dicho ni escrito todavía.
Es una historia dura y difícil que no os dejará indiferentes.
Me ha gustado… y me ha dolido.
SLHLT
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