miércoles, 20 de junio de 2018

Esto es agua

Había una vez dos peces jóvenes que iban nadando y se encontraron por casualidad con un pez mayor que nadaba en dirección contraria; el pez mayor los saludó con la cabeza y les dijo: <<Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?>>.
Los dos peces jóvenes siguieron nadando un trecho; por fin, uno de ellos miró al otro y le dijo: <<¿Qué demonios es el agua?>>.
Así comienza el discurso que dio David Foster Wallace en la ceremonia de graduación de la Universidad de Kenyon.
Entre metáforas, analogías, anécdotas e historias, Foster Wallace trata de transmitir a los estudiantes recién graduados la importancia de “aprender a pensar”, algo que se supone que les han enseñado a lo largo de sus estudios universitarios, y que van a tener que decidir si ponen en práctica, o no, en su día a día. Porque, amigos, el mundo real empieza ahora, y la vida adulta está llena de momentos estresante, aburridos y frustrantes que se repiten todos los días. Y, queramos admitirlo o no, estamos configurados (nosotros y lo que nos rodea) para considerarnos el centro del universo y pensar y tomar decisiones exclusivamente en función de cómo nos van a repercutir en un futuro inmediato. Lo demás no importa.
Lo de <<aprender a pensar>> en realidad quiere decir ejercer cierto control sobre cómo y qué piensa uno. Quiere decir ser lo bastante consciente y estar lo bastante despierto como para elegir a qué prestas atención y para elegir cómo construyes el sentido a partir de la experiencia.
Foster Wallace explica a su auditorio que la verdadera educación, la que te enseña a pensar, te proporciona los mecanismos para alcanzar la libertad, pues te permite distinguir qué es lo que tiene sentido y qué no.
El tipo realmente importante de libertad implica atención, y conciencia, y disciplina, y esfuerzo, y ser capaz de preocuparse de verdad por otras personas y sacrificarse por ellas, una y otra vez, en una infinidad de pequeñas y nada apetecibles formas, día tras día.
Pero el camino de la libertad no es fácil, es una lucha diaria y constante. Y ha de ser elegido de forma consciente y adulta día tras día.
La alternativa es la inconsciencia, la configuración por defecto, la competitividad febril: la sensación constante y agobiante de que has tenido algo infinito y lo has perdido.
Ahora que acaba el curso y toca hacer balance, suscribo todas y cada una de sus palabras. No os quedéis en la superficie. Analizad lo aprendido y dadle una aplicación. Una. Aunque solo tenga sentido para vosotros. Elegid el camino largo, el difícil. Es más satisfactorio. A veces también más ingrato. Pero es el único que no os dejará un vacío por dentro. Y tardaréis en recorrerlo el tiempo que os reste de vida. Pero de eso se trata. De vivirlo. Y de seguir queriendo dar cada día un paso más.
El verdadero valor de una verdadera educación, no pasa por las notas ni los títulos y sí por la simple conciencia: la conciencia de algo que es tan real y tan esencial, y que está tan oculto delante mismo de nuestras narices y por todas partes, que nos vemos obligados a recordarnos a nosotros mismos una y otra vez: 
<<Esto es agua>>. 
<<Esto es agua>>.




Simplemente maravilloso.


La conferencia completa está aquí.
SLHLT





2 comentarios:

  1. Me ha encantado! Y me viene genial, le intento explicar algo similar a una amiga pero...���� Be water muy friend ������

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