Lydia está muerta. Pero esto
aún no lo saben. 1977, 3 de mayo, seis y media de la mañana. Nadie sabe nada
excepto este dato inocuo: Lydia llega tarde a desayunar.
Se
había convertido en lo que siempre quiso evitar. Como una maldición.
Se fue
para poder respirar.
Y todo
se vino abajo.
Pero un
día volvió.
Yo
escondí su libro rojo.
Ella no
cocinó más.
Yo me
juré a mí misma que si no se volvía a marchar, haría todo lo que ella quisiera.
Siempre.
Antes
de que volviera, él me empujó.
Caí.
Desaparecí.
Y luego
frío.
Pero su
mano me sacó.
Él
recordará siempre su empujón.
Yo, que
me salvó.
No soy
la que quieren. Pero lo intento.
Libros
otra vez.
Y
preguntas.
Clases
de verano… Y más preguntas.
Deberes.
Las otras chicas, el instituto, las amigas… ¿Qué amigas?
China, capuchina, mandarina.
Fingir.
Me
falta el aire.
Y Nath
se va. Quiere escapar.
Es el
único que entiende esta locura.
Me
quedaré sola.
¿Cuándo
empezó todo a estropearse?
¿Cuándo
se volvió imposible de rectificar?
Silencio.
Rabia.
Miedo.
Nada.
Años setenta. Middlewood. Una pequeña ciudad universitaria de
Ohio. En ella vive la familia Lee. Una familia interracial con tres hijos:
Nathan, Lydia y Hanna. Esta es su historia.
Me ha sobrecogido e impresionado.
Muy recomendable.
SLHLT
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