Jasper es un chaval de 17 años que no encuentra su
lugar. Es un tío listo e imaginativo, con un sentido del humor muy particular y
el ego inmenso de cualquier adolescente, que no entiende el mundo fuera de los
límites del yo.
Pasa sus días haciendo que estudia, escribiendo programas para
tener contenta a su madre y que le siga dejando salir y dándole dinero para
alcohol y drogas; charlando, fumando y bebiendo té con su amiga Tenaya; yendo a terapia con Julie, desde que su vecino lo pilló rematando
a su gato (dice que fue un accidente); obsesionado con follarse a Georgia Treely, aunque se acuesta con
cualquiera que se le ponga a tiro, entrando en chats porno, escribiendo su
libro y empeñado en demostrar que su padrastro es un asesino.
Y así, rodeado de adultos que no se comportan siempre como
tales, viviendo al día y exprimiendo una vida cuyo fin no acaba de entender, trata
de resistirse a crecer, sin ser muy consciente de ello, y a enfrentarse a una
realidad que da miedo y donde uno debería asumir las consecuencias de sus
actos.
Ben Brooks nos trae una historia de
iniciación a la vida adulta que refleja su visión de lo que es ser un adolescente
británico de clase media a principios del siglo XXI. Las influencias de Salinger son más que notorias, aunque
nuestro Jasper es bastante más
divertido que Holden Caulfield.
Lo que realmente tiene mérito es que el autor la escribiese con
solo 17 años. Y para ser una primera novela no está nada mal: el estilo ágil y
fluido permite sentir curiosidad y leer de un tirón una historia que, sin tener
una gran profundidad, te engancha. Otra cosa que me gusta es la ausencia de
moraleja. ¿Para qué?
Me ha gustado más de lo que esperaba.
SLHLT
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