Diez días llevan Rocco
y Loba viviendo en el piso de via Croix de Ville, cuando se despiertan
sobresaltados con el retumbar de Judas
Priest a todo volumen proveniente de la casa de al lado. Y la mañana no
mejora al llegar a la comisaría: Costa
y el juez Baldi lo están esperando. Quieren
una explicación. Quieren saber el porqué del estancamiento del caso que ha
hecho que Rocco tuviera que dejar su
casa: el asesinato de Adele, la mujer
de su amigo Sebastiano. Está claro
que iban a por Rocco. Está claro que
fue un daño colateral. Está claro que era una venganza. Y también está claro que
el subjefe sabe quién es el asesino.
La primera reacción de Schiavone es tratar de escaquearse, pero
no lo consigue. Le aclaran que saben quién es, lo han sabido siempre, quienes
son sus amigos, el origen de sus finanzas y muchas otras cosas más. También le
dejan claro que Aosta es su clavo ardiendo. No hay nada más después. Si no
colabora, será el fin de su carrera.
Es así como Rocco les relata lo acontecido en Roma,
seis años atrás, y que tuvo como fatal consecuencia la muerte de su mujer, Marina.
Ya sabéis que me gusta
mucho este subjefe amargado y cabreado con el mundo, que gradúa todo aquello
que no le gusta en “tocadas de cojones”
de distinta categorías, que identifica a la gente que va conociendo con
especies animales variopintas, que se fuma porros en el despacho y que entiende
la justicia a su manera. Por ello, esta es ya quinta reseña de la saga Schiavone,
que os traigo al blog.
Me ha gustado mucho conocer
la historia de Rocco antes de su
exilio forzado a Aosta; a Marina en
cuerpo y alma, y no solo en su imaginación; al Rocco romano antes de la tragedia y en su hábitat natural y la
relación con sus amigos delincuentes. A medida que pasas las páginas el
personaje se completa, se cubre de capas, adquiere profundidad y se vuelve más
humano, más real. Y creo que este capítulo de la historia le servirá de
catarsis para intentar perdonarse y volver a empezar…
Antonio Manzini se
está haciendo un experto en escribir historias durísimas de forma amena y
atractiva, dejando los hilos justos sin atar para continuar la saga, e insertando
en ellas, toques divertidos, que las hacen aún más interesantes.
Yo no me perderé la
siguiente entrega. Y vosotros tampoco deberíais.
SLHLT
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