Una mujer escribe su
historia y la esconde en el interior de un libro en el lugar más inexpugnable
de la biblioteca de Casa Ardua.
<<Solo a los muertos les erigen estatuas, pero a mí se me
ha concedido ese honor en vida. Ya estoy petrificada.>>
Dos testigos dan
testimonio de sus experiencias en Gilead:
369A.
<<Me habéis pedido que os hable de cómo fue para mí crecer
en Gilead. Aseguráis que mi testimonio servirá de ayuda, y yo deseo ayudar.
Supongo que no esperáis oír más que horrores, pero la realidad es que en
Gilead, igual que en todas partes, muchos niños se sentían queridos y
apreciados, y que en Gilead, igual que en todas partes, muchos adultos eran
personas de buen corazón a pesar de sus errores.>>
Y 369B.
<<Dicen que tendré la cicatriz para siempre, pero estoy
casi recuperada, o sea que sí, me siento con fuerzas para que hagamos esto
ahora. Me habéis dicho que querríais que os contara cómo me metí en toda esta
historia, así que voy a intentarlo, aunque no sé muy bien por dónde empezar…Retrocederé
hasta justo antes de mi cumpleaños, o la fecha que antes creía que era la de mi
cumpleaños.>>
Han pasado 15 años desde
que Defred subiera a aquel furgón.
Tres mujeres cuentan
tres historias tejidas entre sí como una trenza. Tres cabos de una misma
madeja. Tres vidas conectadas, aunque ni ellas mismas se lo puedan imaginar.
Tía Lidia. Hanna, Agnes,
Tía Victoria. Nicole, Daisy, Jade.
Y Gilead como telón de
fondo.
Con estos tres testimonios,
Margaret
Atwood trata de contestar a las miles de preguntas que los lectores de El cuento de la criada le han ido
haciendo a lo largo de los últimos 35 años: ¿Qué fue de Defred? ¿Cómo cayó Gilead?
¿Quién era en realidad Tía Lidia? ¿Sabría algún día “pequeña Nicole” quién fue
su madre? ¿Y Hanna? ¿Conseguirían sacarla de allí?
Nada es tan simple.
Nadie lo es. Todos son muchos dentro de nosotros mismos. Pero, sin querer desvelar
más, hay una luz para la esperanza.
Si os gustó Elcuento de la criada, tenéis que leer Los
testamentos.
SLHLT
No hay comentarios:
Publicar un comentario