viernes, 10 de abril de 2020

Hindenburg

Razha es una superviviente. Desde siempre. Desde niña. Y ahora más.
La guerra lo ensucia todo.
Vive en Yensen. Una ciudad como otra cualquiera de un país del este de Europa. Todas las ciudades en guerra se parecen. También sus gentes. Seres grises que devuelven miradas animales, que se mimetizan con los edificios y tratan de hacer lo que haga falta para seguir adelante un día más.
La tristeza lo cubre todo como un manto de ceniza.
La violencia también.
Antes de la guerra, Rhaza era química. Ahora limpia en una fábrica de productos farmacéuticos.
<<Enciendo un cigarrillo y dejo Yensen atrás. Echo a andar por la pequeña explanada del aparcamiento y me quedo contemplando el puente de la autopista. Un kilómetro más allá podría tomar el autobús, pero prefiero atajar por el subterráneo a caminar por la autopista. Los camiones militares suelen detenerse allí. Si registraran mi bolso no podría explicarles lo que hay en él. Veinte botes de anabolizantes y una docena de cajas de ansiolíticos. Al principio me repugnaba robar, pero en Yensen todos lo hacen. Es fácil. Nadie en su sano juicio rechazaría la oportunidad de negociar en el mercado negro. He vendido aspirinas. Antibióticos. He vendido betabloqueantes. Hasta líquidos para disecar>>.
Rhaza no ha tenido una vida fácil. Ha vivido cosas que la destruyeron Que la anestesiaron. Que la transformaron. Si la guerra lo destroza todo, ¿qué no hará con alguien que ya está roto?
Pero ella sigue en pie. Contra todo pronóstico. Haciendo lo que sea necesario. Al borde del abismo. Abrazando la violencia como a un viejo amigo, pues el dolor le recuerda que está viva. Aunque la realidad se le escape como arena entre los dedos.
Un día más. Y ella sigue allí. Como las rocas, como las cucarachas, como los que no tienen ningún sitio a donde ir… Ni nadie que los espere.
Capítulos cortos que no te dan tregua. Estilo crudo y directo. Mundos encerrados en cada línea, en cada palabra, en cada coma, en cada espacio… Cristina Cerrada escribe como si fuera fácil.
Si con Europa descubrí que era una narradora diferente y extraordinaria, Hindenburg me lo confirma. Pocos escritores son capaces de transmitir tanto en tan pocas páginas.
Y está aquí para quedarse.
Qué suerte la nuestra.
SLHLT

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