La guerra lo ensucia
todo.
Vive en Yensen. Una ciudad
como otra cualquiera de un país del este de Europa. Todas las ciudades en guerra
se parecen. También sus gentes. Seres grises que devuelven miradas animales,
que se mimetizan con los edificios y tratan de hacer lo que haga falta para
seguir adelante un día más.
La tristeza lo cubre
todo como un manto de ceniza.
La violencia también.
Antes de la guerra, Rhaza era química. Ahora limpia en una
fábrica de productos farmacéuticos.
<<Enciendo un cigarrillo y dejo Yensen atrás. Echo a andar
por la pequeña explanada del aparcamiento y me quedo contemplando el puente de
la autopista. Un kilómetro más allá podría tomar el autobús, pero prefiero
atajar por el subterráneo a caminar por la autopista. Los camiones militares
suelen detenerse allí. Si registraran mi bolso no podría explicarles lo que hay
en él. Veinte botes de anabolizantes y una docena de cajas de ansiolíticos. Al
principio me repugnaba robar, pero en Yensen todos lo hacen. Es fácil. Nadie en
su sano juicio rechazaría la oportunidad de negociar en el mercado negro. He
vendido aspirinas. Antibióticos. He vendido betabloqueantes. Hasta líquidos
para disecar>>.
Rhaza no ha tenido una vida fácil. Ha vivido cosas que la destruyeron
Que la anestesiaron. Que la transformaron. Si la guerra lo destroza todo, ¿qué
no hará con alguien que ya está roto?
Pero ella sigue en pie.
Contra todo pronóstico. Haciendo lo que sea necesario. Al borde del abismo.
Abrazando la violencia como a un viejo amigo, pues el dolor le recuerda que
está viva. Aunque la realidad se le escape como arena entre los dedos.
Un día más. Y ella sigue
allí. Como las rocas, como las cucarachas, como los que no tienen ningún sitio
a donde ir… Ni nadie que los espere.
Capítulos cortos que no
te dan tregua. Estilo crudo y directo. Mundos encerrados en cada línea, en cada
palabra, en cada coma, en cada espacio… Cristina Cerrada escribe como si
fuera fácil.
Si con Europa descubrí que era una narradora
diferente y extraordinaria, Hindenburg
me lo confirma. Pocos escritores son capaces de transmitir tanto en tan pocas
páginas.
Y está aquí para
quedarse.
Qué suerte la nuestra.
SLHLT
No hay comentarios:
Publicar un comentario