miércoles, 2 de septiembre de 2020

La sexta trampa

Si eres de los pocos que aún no ha leído El cuarto mono ni La quinta víctima, es el momento de abandonar esta reseña.

La entrega final de la saga comienza en el punto exacto donde acabó la anterior: El FBI encuentra a Sam Porter en el Hotel Guyon de Chicago rodeado de diarios y de un montón de fotos en las que se le ve con Bishop a distintas edades; la mujer que sacó de la cárcel yace muerta de un disparo en la cabeza en las escaleras, y Anson y su madre han conseguido huir del lugar.

Claire y Kloz se encuentran enfermos y aislados en el hospital,l infectados con lo que parece ser el virus del SARS, que Upchurch inoculó a sus últimas víctimas; mientras que Poole y Nash tratan de poner orden en todo ello y eliminar el ruido generado por el asesino, para distinguir lo real de lo que no lo es.

Con Porter bajo custodia y retenido en las oficinas de la Metropolitana, Bishop decide entregarse. Mientras tanto, no paran de aparecer nuevas víctimas de forma casi simultánea en distintos lugares. Ya no hay duda, sea quien sea el Cuarto Mono, tiene un cómplice o varios…


El final de esta trilogía está más que a la altura de sus dos entregas anteriores. Un thriller en estado puro que no da tregua al lector, haciéndole dudar de todo lo que creía cierto hasta el momento. Los hechos se desencadenan de forma frenética y no puedes evitar aguantar la respiración mientras pasas las páginas.

Me ha encantado el broche final de la saga. Hacía mucho que no me quedaba hasta bien entrada la madrugada para terminar un libro.

Os lo recomiendo, si os gustan las emociones fuertes. Eso sí, leedlos en orden y no dejéis que os cuenten nada.

SLHLT

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