Estáis ante ocho relatos que viajan por continentes y emociones, con mujeres que buscan algo, o a alguien, en medio del caos.
Entre sus páginas encontraréis arrozales
en Bali, bares en Seattle, retiros espirituales dudosos y mucho deseo mal
canalizado.
El relato que da título al libro puede que sea el más potente: una joven intenta salvar a su hermano de la adicción, mientras se enfrenta a su propia impotencia.
También me han gustado “El chico perro” y “La hora violeta”, donde el deseo y la soledad se entrelazan con ironía.
Puede que no haya sido una de mis mejores lecturas: me ha costado conectar con los personajes y que se empeñan en abrir la misma herida una y otra vez.
Pero reconozco que hay momentos brillantes y una mirada femenina sin filtros.
SLHLT
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