Celso
Castro escribe sin letras mayúsculas y sin puntos y aparte al final de los
párrafos. No conozco el motivo, pero contribuye a la atmósfera de la novela.
Novela
que trata básicamente de la soledad y el abandono, y de lo que somos capaces de
hacer para evitar volver a sentirlo.
El
padre del protagonista abandona a la familia cuando él es solo un niño. Su
madre y su hermano mayor se consuelan entre sí, en una relación que raya en lo
incestuoso y lo relegan a la soledad de la habitación del palomar de su casa.
Él no entiende que les recuerda demasiado a aquel que los dejó atrás para
continuar con su vida.
Algunos
años más tarde descubre que tuvo un ama de cría: su madre no tenía leche y su
padre se empeñó. Y era una bruja: la madre de Lorena. Su hermana de leche.
Alguien empeñada en amarle a pesar de sus continuos rechazos.
Un adolescente
que ha crecido sin el amor de quien debería recibirlo y se comporta con quien
de verdad lo ama como el perro apaleado que muerde la mano de quien lo acaricia
para tratar de consolarle. Y aunque lo entiendo y lo compadezco, he llegado a
detestarlo.
Cuando
comencé a leer este libro esperaba una historia mágica y me he encontrado sentimientos
mucho más mundanos y enormes dosis de tristeza. Eso sí, está fantásticamente escrito.
Por ello, aunque no era lo que pensaba, no lo he podido soltar y volvería a
elegirlo sin duda alguna.
SLHLT
Hola, este libro me llamaba la atención. Hace unos días leí una reseña espectacular de otra obra de este autor, "Sylvia", que me dieron muchas ganas de conseguirla. Creo que les haré hueco a las dos. Besos.
ResponderEliminarHola, Mari Carmen.
EliminarYo aún no he leído "Sylvia" pero también lo tengo en mi lista (interminable) de pendientes. Cualquier día cae.
Un abrazo.