<<empezar por el principio. Tienes a
alguien y luego ya no lo tienes. Y esta, más o menos, es toda la historia>>.
Seguramente
en la infancia hayas tenido una relación de amistad que lo fue todo para ti.
Que le daba sentido a la vida. Y que, no sabes muy bien cómo, o sí, pero no
quieres recordarlo, se ha ido desdibujando y diluyendo como la sal en el agua,
hasta ser solo un recuerdo, a veces divertido, otras doloroso. Parece que haya
sido en otra vida. Cuando tú eras otra tú que casi ni recuerdas, hasta que te
oyes diciendo algo que ella repetía y que ya has hecho tuyo. Y aunque puede que
no la reconocieras entre la gente, se ha quedado en ti su impronta.
Y un
día suena el teléfono. Doce años después. Y te pide que vayas a buscarla. A
casi tres mil kilómetros de distancia. De Dublín a Móstar. ¿Se ha vuelto loca?
Tiene que ir a Viena y nadie puede llevarla.
<<- Hace diez años que no sé nada de
ti. No respondes a los correos. No llamas. Por lo que sabía, podrías estar
enterrada en medio de la nada. La última vez que nos vimos me mandaste a tomar
por culo.
- No te dije que…
- Vale, genial. Qué más da. Y entonces me
llamas y esperas que yo, pues…
- Sara, Armin está en Viena>>.
Y esas
fueron las palabras mágicas. Mi “ábrete,
Sésamo”.
Volver
al sitio del que huiste nunca es fácil. La oscuridad te sorprende porque
decidiste olvidarla. Y otros recuerdos vuelven y se desparraman, como el pelo
que soltó Armin sobre tus hombros
aquella tarde en el jardín. Pero hay otros recuerdos que decidiste cambiar,
para sobrevivir. Y ahora se abren grietas en ellos y una luz mortecina pasa a
su través. Hay que llegar a Viena. Encontrar a Armin… Y volver a empezar.
Sara sigue a Lejla como Alicia al conejo a través de su madriguera. Y aunque el
destino es Viena, es Armin, la
aventura está en el camino recorrido. Un viaje de vuelta al pasado, a través de
un nuevo paisaje en el que la guerra sigue presente en las esquinas y donde los
silencios hablan más que las palabras.
Una
narradora diferente. Una historia que te encoje el corazón y en la que debes
leer entre líneas. Y solo cuando llegues al final comprenderás el principio.
SLHLT
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