Las redes sociales bien entendidas son una fuente de
conocimiento maravillosa. Así, gracias a ellas, descubrí La puerta de Tannhäuser, librería para replicantes, y buceando
entre sus recomendaciones y sus “¡Libros
geniales que arden en las manos!” encontré esta colección de relatos
llamado Manual de autoayuda. Me dejé llevar por un impulso y lo añadí a
mi pedido. Y tras un viaje de casi quinientos kilómetros hasta mi casa y varios
meses en el montón de libros de mi mesita de noche, llegó su momento.
Y empiezo a leer y un payaso me cuenta un retazo de su historia.
Ya no se mete. Se desintoxicó en el hospital después de que un león le
arrancara un brazo en su última función. Y el circo se fue. ¡Menos mal que le
dejó la caravana! Ahora malvive haciendo los viernes funciones para los niños
del pueblo. Va tirando. Los lunes compra botillo. Los martes cuida del niño de
una vecina. Y la vida sigue. Y él sigue adelante como puede, con el alma hilvanada
al cuerpo.
Y el cuento acaba y yo tengo la piel de la mía de gallina. ¡Qué
manera de escribir! ¡Qué bien lo hace este Carmona
del Barco! ¿Será casualidad? Voy a comprobarlo leyendo otro relato. Y luego
otro más. Y preparo una clase y leo
otro. Hago la cena y de postre uno más. Y me voy a la cama con él. Y también lo
desayuno. Y ahora la que lo cuento soy yo. Y lo empiezo a recomendar. Y no
quiero acabarlo. Y cuando lo termino pienso que tengo que buscar más cosas que
haya escrito de este señor.
Leer estos relatos es zambullirte de cabeza en un instante de la
vida de sus personajes, que te miran a los ojos y desnudan su alma. Solo un ratito,
pero es suficiente. Así conozco a un oftalmólogo que pierde el hilo de su
discurso en una conferencia y no es capaz de recuperarlo; a un preso que trata
de eludir la muerte cada día; a una cajera de un restaurante de comida rápida
que habla de Hegel; a un profesor de literatura que busca el amor en los
servicios de las estaciones de autobuses; parcelas del infierno con nombres y
apellidos; vidas rotas, supervivientes a todo; adolescentes con bulimia con
malas madres que se cortan con cuchillas y se sienten responsables de todo;
mujeres tristes que se ofrecen de modelos a fotógrafos locos; el drama de la
inmigración; el valor de un título para quien necesita volver a empezar; corazones
en cuerpos ajenos; el alma de algunos antidisturbios; tres hermanos o lo que
queda de ellos….
Hay relatos y relatos. Y estos son de lo mejor que he leído en
mucho tiempo.
Impresionante. Hay que leerlo. SLHLT
No hay comentarios:
Publicar un comentario