Ann Eliza y Evelina son hermanas y tienen una pequeña mercería
en un barrio gris del Nueva York de finales del siglo XIX. Allí pasan la vida entre
lazos y botones, calados, flores de tela y bordados. Aunque no tienen muchos
clientes, se ganan la vida y no tienen deudas.
Viven en la trastienda, donde tienen una pequeña cocina y una
cama, un par de vestidos y el chal de su madre. Evelina es la mayor y casi
siempre está en la tienda. Ann Eliza se encarga de hacer los recados y llevar
los pedidos a las clientas. A la vuelta siempre le espera una taza de té
caliente y un trozo generoso de bizcocho que le guarda su hermana.
La vida pasa. Sin más. Aderezada de vez en cuando por las historias
de su vecina la modista y por las novedosas mangas a la última moda que viste alguna de
sus clientes más pudientes.
Un día Evelina decide darle una sorpresa a Ann
Eliza y le regala un reloj, que colocan emocionadas en la destartalada
estantería de la trastienda. ¡¡Es todo un acontecimiento!! El tictac las
acompaña mientras cosen y bordan, y ya no tendrán que salir a la plaza para ver
la hora que es.
El mundo interior y exterior de las hermanas cambiará para
siempre cuando el reloj se estropee y Ramy, el relojero alemán que se ha
establecido en el barrio, entre en sus vidas. Nada volverá a ser lo mismo en
más de un sentido.
Esta es una de esas historias que sólo aparenta ser sencilla. La
autora atrapa al lector con una narración perfecta y limpia, que retrata y
describe de manera exquisita el escenario en el que se desenvuelve y la época
en la que se desarrolla.
Me ha gustado.
SLHLT
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