Antes de nada tengo que decir que este cuento es un regalo de Alejandro Palomas para aquellos que
estamos enamorados de la familia de Amalia, perruna y humana. Y el regalo se
convierte en regalazo con las
ilustraciones de Fernando Vicente.
Son las ocho y media y la mesa está servida: seis cubiertos, el mantel blanco de siempre, los platos, también blancos, y las copas de cristal muy fino, regalo de la abuela. Faltan las flores, porque Amalia ha vuelto a olvidarse de recogerlas al pasar por la floristería; pero la crema de verduras se calienta a fuego lento en la cocina y el pavo se dora, humeante en el horno.
Van a celebrar el 35 cumpleaños de Fer. Cinco comensales y seis
sillas. En casa de Amalia siempre hay una silla de más, una que no se ocupa
nunca, la Silla de las Ausencias, y
está reservada para recordar a los que ya no están.
Esta vez Palomas nos
pone en la piel peluda de Rulfo, el perro de Fer. Con su sabiduría canina
tratará no sólo de ayudar a su dueño a perdonarse, a pasar página y a superar
la muerte de Max, su primer perro, sino que también ayudará al gran danés a
cruzar a la otra orilla.
Con la delicadeza y la sensibilidad que lo caracterizan, Alejandro Palomas nos vuelve a erizar la
piel en este precioso cuento, que habla de pérdidas, de ausencias, de muerte,
de duelo y de superación. Pero sobre todo, habla de amor: del amor puro y
sincero que nos profesan esos seres peludos de cuatro patas que nos han elegido
para compartir sus vidas.
Siéntanse afortunados si pueden compartir su tiempo con uno de
ellos.
Precioso.
SLHLT
Leí Una madre y Un perro (aparte de Un hijo) así que este tendrá que caer sí o sí porque Alejandro Palomas es mucho Alejandro Palomas.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo. Yo lo descubrí con "Una madre" y me enamoré de su capacidad de emocionar y de poner en palabras lo que muchos sentimos y vivimos. No he hecho más que recomendarlo desde entonces, y ya somos muchos los que anhelamos sus palabras.
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