Y un consejo para el 2019: leed. Leed mucho. ¡Leed siempre!
SLHLT
Así comienza este cuento maravilloso en el que se narra la vida
de Mary Shelley antes y después del
monstruo. Una vida llena de tristeza, de desarraigo, de amor, de libertad y de talento.
Mucho talento. Pensad que Mary solo
tenía dieciocho años la famosa noche en que Byron
les propuso a sus amigos escribir las ya célebres historias de fantasmas.
Trece años y no entiendes nada. ¿Qué has hecho mal? Nadie te lo
explica. Pero ya no puedes vivir en tu casa. Ni dormir en tu cama. Ni ver a tus
amigas. Ni volver a la casa de la playa. Ni hacer ballet. Ni ir a la piscina.
Ni ponerte a escondidas el perfume de mamá.
Agnes Magnusdottir espera
a la muerte en una pequeña granja de Kornsa.
Allí, en la humilde casa del alguacil de la comarca, pasa sus últimos meses de
vida. Se la ha acusado y condenado por la muerte de dos hombres. No hay piedad
para ella.
El mundo ya no es lo que un día fue. Se ha de pagar por el agua
y el aire limpios. Y aquellos que no disponen de crédito, están condenados a
vivir en áreas contaminadas.
En este libro Alfonso Zapico lo que hace es un
documental en viñetas sobre el día que Fermín
Muguruza, Eduardo Madina y él se
reunieron en Mosku, Guipuzcoa, para hacer una entrevista.
“La verdad es que no sé cómo comenzó esta
historia. Papá sin embargo, nos lo había explicado todo un día en la camioneta.
Memorias de abajo es una especie de diario
personal donde la autora escribe lo que recuerda sobre los meses que estuvo
encerrada en una institución mental en Santander cuando era poco más que una
niña. En apenas cinco días, del 23 al 27 de agosto de 1943, relata sus vivencias
y el universo que creó en su mente, entre inyección e inyección de Cardiazol, para sobrevivir a todo lo que
le estaba pasando y para tratar de escapar de un mundo que no entendía y de la
sombra de una familia que nunca la entendió a ella.
Cuando quedó preñada le querían quitar a la criatura. “Si no sabe casi cuidarse sola”. Pero
ella no les habría dejado. Se habría defendido con uñas y dientes. Y cuando la
niña salió de sus entrañas, gritó bien claro su nombre: ¡¡¡Luce!!!