Elisa Allen es la mujer
de Henry, el dueño de un rancho en el valle de Salinas, en California. Mientras
trabaja en su jardín, Henry negocia la venta de unos terneros. Ha obtenido un
buen precio y saldrán a celebrarlo.
Elisa está orgullosa de
sus manos, esas “manos de plantadora”,
que son capaces de hacer crecer cualquier cosa.
Un buhonero fuera de su
ruta habitual se acerca hasta su granja. Y charlan. Hace su trabajo y se va. Y
Elisa se pone a pensar en su vida, en la vida de las mujeres, en cómo podría
ser, en qué serían capaces de hacer, si fuesen libres, si las dejarán. Son los
años 20.
¡Qué complicado es decir
tantas cosas en tan pocas páginas!
Este relato, de prosa
clara, obliga al lector a leer entre líneas y a reflexionar.
Los verdaderos maestros
en cualquier disciplina son los que hacen que parezca fácil lo difícil. Me
quito el sombrero ante el Señor Steinbeck.
He leído muy poco de este autor, pero es un error que espero tardar poco en
corregir.
Muy recomendable. SLHLT
P.D. La edición ilustrada de Nórdica Libros es una preciosidad.
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