miércoles, 28 de diciembre de 2016

Pedro Páramo

“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera.”
Eso cuenta Juan Preciado, uno de tantos hijos de Pedro Páramo, al cumplir la promesa que le hizo a su madre.
¡En mala hora!
Comala ya no era el pueblo del que ella hablaba, sino un lugar triste y abandonado, habitado por recuerdos, sombras y almas que murmuran, gritan y recuerdan sus pesares en cuanto cae la noche.
Su padre, y el de tantos otros, ya no está entre los vivos. Fue el cacique del pueblo e hizo siempre su voluntad costara lo que costase. Y eso también fue su condena.
Comala es la verdadera protagonista de esta historia: algo así como un purgatorio. Un lugar perdido y condenado por sus pecados, maldito por sus gentes, incapaces de redimirse y de perdonarse. Un lugar de muertos que no descansan, relegados a recordar sus agonías y sufrimientos.
Este libro es pura poesía novelada. Te envuelve y te embriaga. Notas su humedad en la piel, su atmósfera densa en los pulmones, y el peso de tantas vidas mezquinas en el alma.
No te lo pone fácil. Hace trabajar a tu mente para adivinar quién habla, quién recuerda, quién está vivo y quién se revuelve en su arcón de madera. Y entre historia e historia, descubres a Pedro Páramo.
Es un libro muy raro, pero me ha encantado.
Os lo recomiendo.                                                                                                                  SLHLT

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